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BRITANNIA: NADIE QUIERE SER CIVILIZADO

Enterarnos de que tendremos que esperar a 2019 para ver la próxima temporada de Juego de tronos ha sido un golpe duro. ¿Qué vamos a hacer todo un año sin saber lo que ocurre en Poniente y más allá del Mar Angosto? No hay de qué preocuparse, pues para que los meses de espera se nos hagan más livianos, el 19 de enero llega a HBO España la que está llamada a ser su sucesora a largo plazo. Se trata de Britannia, una ficción histórico-fantástica (más lo segundo que lo primero) coproducida por Sky Atlantic y Amazon Prime Video.

Es lógico que el primer instinto ante esta idea sea pensar que Juego de tronos son palabras mayores, y que es irremplazable. Después de visualizar los tres primeros capítulos de Britannia, os diremos que estáis en lo cierto por el simple hecho de que no nos gusta hacer comparaciones. Pero antes de pasar a ese debate, os contamos de qué va y qué es lo que podéis esperar de ella. Ya os adelantamos que para nosotros esta nueva propuesta es un SÍ.

«En el año 55 a. C., Julio César invadió Britania. En la búsqueda de los legendarios depósitos de estaño de la isla, se encontró cara a cara con otra leyenda que habitaba esas tierras: los druidas. Ordenó a sus ejércitos dar media vuelta, y regresaron a sus hogares sin mirar atrás. Nueve décadas después, los romanos han vuelto».

Sobre fondo negro, nos dan esas primeras líneas al inicio del primer capítulo, todo el contexto histórico que vamos a necesitar para ubicarnos en Britannia. También nos sirven de pauta para saber que la serie es una libre interpretación de las incursiones romanas en tierras britanas que retomó el general Aulo Plaucio (David Morrissey) en el año 43, para triunfar donde César había fracasado. Esta no es una historia de conquistas romanas, sino que es la historia de las gentes que encontraron allá donde desembarcaron. La invasión del ejército romano es un mero pretexto para conocer una tierra de mitos y leyendas, de druidas, de creencias en dioses y en el inframundo, de ritos y de tribus que tendrán que dejar de lado sus rencillas en aras de sobreponerse al enemigo común.

Dicho esto, es conveniente (e irremediable) tirar de algunos de los referentes más próximos a Britannia para poder tomarle el pulso a la serie. Vaya por delante que quien esté buscando una ficción de carácter más histórico como puede ser Roma o incluso Vikingos, está mal encaminado. La ficción que nos ocupa estaría más cercana a Spartacus o The Last Kingdom en cuanto a rigor se refiere.

En cuanto al estilo, la primera vez que uno ve la intro, resulta tremendamente chocante. Ni la música ni la estética (imposible que no venga a la memoria Escuadrón suicida) casan con la temática, aunque después de reposarla, nos da hasta pena que estos momentos de original desconcierto no sean la tónica general en una serie que, por el contrario, es mucho más «clásica» y menos preciosista en su forma que por ejemplo, la mentada Spartacus. Sin embargo, esto no es un punto a restarle, puesto que, de hecho, Britannia (rodada en República Checa y Gales) tiene una fotografía y una realización espléndidas. Además, es especialmente destacable el aura mágica que se apodera de la pantalla cada cierto tiempo, cuando los límites de la escena se difuminan y una misteriosa música nos recuerda el influjo que ejercen los druidas no solo sobre el entorno, sino también sobre las personas que se encuentran dentro de sus márgenes. En este sentido, nos encontramos ante una especie de versión adulta y mucho menos efectista de Las crónicas de Shannara. Britannia se deleita llevándonos al terreno de la magia, las profecías, y la superstición; pero no olvida que el realismo debe ser la fórmula primordial en su planteamiento.

¿Y qué tiene que ver todo esto con Juego de tronos? No mucho realmente, pero sí ayuda haber visto la serie reina de HBO a la hora de familiarizarse con la multiplicidad de tramas y personajes. El primer episodio de ambas ficciones sirve para presentar a los diferentes «peones» del tablero, reduciéndose en Britannia el número de grupúsculos a cuatro hilos principales: los romanos, las dos grandes tribus enfrentadas, los druidas y un paria que tiene la fortuna o desventura de cruzarse en el camino con una niña cuyo pueblo han arrasado los invasores. Esta última trama recuerda por momentos al tándem Arya Stark/El Perro y le da un punto de humor a la serie que es gratamente digerido. Del mismo modo, nos parece un acierto que para hacer avanzar la trama no solo surjan nuevos conflictos, sino que vayan desgranándose poco a poco disputas latentes (como por ejemplo el origen de la enemistad entre las tribus, siempre con el poder de los druidas como motor principal).

Por último, cabe añadir que además del eficiente trabajo del reparto, fue un entretenimiento extra tratar de ubicar en otras series y películas a tantas caras conocidas. Además de con David Morrissey (TWD), Britannia cuenta, entre otros, con Kelly Reilly (True Detective), Annabel Scholey (Los Medici: Señores de Florencia), Zoe Wanamaker (para nosotros siempre será la señora Hooch de Harry Potter), Fortunato Cerlino (Gomorra), o un irreconocible Mackenzie Crook (Piratas del Caribe, aunque sin ojo de cristal en esta ocasión).

Nosotros lo tenemos claro con Britannia: tras ver los tres primeros episodios, no podemos esperar a ver los seis restantes que componen esta primera temporada. Y vosotros, ¿le daréis una oportunidad?

Aitziber Polo

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.