El Palomitrón

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CINE CRÍTICAS

PREMONICIÓN

Meses atrás sonaba como la segunda parte de la conocidísima Se7en (David Fincher, 1995). Con diferente director (Alfonso Poyart) y un lavado de cara en el reparto, Premonición (Solace) se convierte, más que en una secuela, en un filme que bebe de su precuela.

Lejos de los siete pecados capitales que proponía Fincher, encontramos al agente Joe Merriwether (Jeffrey Dean Morgan) y a la agente Katherine Cowles (Abbie Cornish) inmersos en el que parece un caso de asesinatos en serie. Estancados en la investigación, Joe decide recurrir a un viejo amigo, el Dr. John Clancy (Anthony Hopkins), que años atrás le ayudó a resolver un caso gracias a sus «habilidades psíquicas especiales», pequeños atisbos del pasado y el presente de las personas. Así, los tres se sumergen en un caso que parece ir tres pasos por delante riéndose de ellos.

Con una fotografía oscura y unos personajes misteriosos, el largo abre in media res, en el típico caso de asesino en serie, donde comenzamos viendo la escena del crimen de la tercera víctima. Patrones más que explotados, pero que saben llevar bien gracias a un buen reparto.

La similitud con Se7en no se queda únicamente en la fotografía, sino en el diseño del guion, de los personajes, haciendo que en ciertos momentos sea previsible. Sin embargo, sabe manejar correctamente la tensión, ayudándose de una banda sonora bastante acertada y la introducción de contrapuntos de tragedia vestida de carcajadas.

La realización es similar a la de películas habituales del género (véase Zodiac, por ejemplo), con algunos planos cámara en mano con zoom que realmente no se sabe muy bien de dónde salen, pero que se acaban obviando por ser pocos. Sin embargo, acierta arriesgando en los momentos en los que John está «viendo» algo. Montaje rápido, planos sin aparente sentido, sonidos distorsionados, juegos de luces y sombras… algunos mejor ejecutados que otros, pero todos acercándote a la experiencia extrasensorial por la que está atravesando la mente del doctor.

Beber de una película tan bien construida y valorada por un selecto público como es Se7en puede pecar de copia, aun siendo considerada secuela. Y en el desarrollo y crecimiento de los personajes no podemos evitar ver un atisbo de los personajes que en su día encarnaron Brad Pitt y Morgan Freeman. Intentan obviar esto con el juego de un triángulo protagonista, que al final entremezcla relaciones de amistad (entre Joe y John) y una especie de relación paternofilial (entre John y Katherine).

El personaje de Anthony Hopkins es todo un mundo. Ni por ser complejo o ni por carecer de redondez, sino por asemejarse a personajes ya hechos en su carrera (el guiño al doctor Lecter es más que evidente), condicionando el juicio crítico del espectador. La ventaja de ser Anthony Hopkins es que la fuerza que le da a un personaje juega siempre a su favor. En este caso encontramos un hombre devastado por la muerte y la tragedia que tiene que luchar contra sus convicciones morales, siendo este el giro más interesante de su personaje, John. Esto sale de la pantalla y envuelve al espectador. ¿Hasta qué punto empatizamos con el asesino? ¿Hasta qué punto consideramos que «su visión de los asesinatos» es o no moral?

El resto del reparto no sobresale, aunque las actuaciones son correctas. De todas destacaríamos la breve pero intensa aparición de un Colin Farrell cegado por sus propios preceptos morales, que da vida a un ser humano que no sabríamos si calificar de ángel o psicópata.

Otro problema que tienen este tipo de largometrajes es la introducción de pseudociencias o métodos alejados de lo científico. Desde un principio, la agente Cowles se muestra escéptica ante estas prácticas, aunque según avanza la película parece olvidársele por completo. En este filme ayuda a dar cuerpo, ya que, sin el «don» del doctor Clancy, directamente no habría película.

Por tanto, es una película entretenida, pero muy alejada de su precuela.

LO MEJOR:

  • Anthony Hopkins.
  • El juego con el espectador en escenas de tensión.
  • La fotografía, bien cuidada.

LO PEOR:

  • La similitud excesiva en algunos puntos del doctor Clancy con el doctor Lecter.
  • Bebe demasiado de películas del género como Se7en o Zodiac.
  • Utiliza determinados tipos de movimientos de cámara (zoom) sin sentido narrativo.

 

Cristina Domínguez

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Nací en los noventa y Los Simpson me dejaron como estoy. Sí, yo también soy cinéfila. Me gusta analizar movimientos de cámara y mi madre se lo cree porque no me entiende. Si Tim Burton, Gus Van Sant y Darren Aronofsky dirigieran una película juntos saldría yo.