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POESÍA SIN FIN, el nuevo proyecto de ALEJANDRO JODOROWSKY

Director, actor, guionista, compositor, psicoterapeuta… ALEJANDRO JORODOWSKY es casi tan polifacético como su obra. Desde el estreno de la película LA MONTAÑA SAGRADA (1973) en el Festival de Cannes, el artista chileno se ha ganado un hueco entre aquellos directores, que si bien no hacen tanto ruido como otros más mediáticos; véase NOLAN o WES ANDERSON, merecen la misma atención (y reconocimiento) que estos. Una filmografía compuesta por joyas como EL TOPO, SANTA SANGRE o, su última obra, LA DANZA DE LA REALIDAD, lo reafirman constantemente.

En este 2015, con 86 años ya cumplidos, JODOROWSKY prepara nuevo proyecto. POESÍA SIN FIN es su título y tú su productor. El director, perro viejo en cuanto a materia de financiación, ha abierto un crowdfunding en el portal Kickstarter para recaudar dinero y poder rodar la película. Lo cinta es un acercamiento a la columna vertebral de toda la obra del artista: la poesía, de la que ha publicado diversos libros y ensayos a lo largo de su vida. POESÍA SIN FIN retratará de manera autobiográfica, y por supuesto, poética, los años de juventud del director; lleva recaudado por el momento 260.000 dólares de los 350.000 que se propuso como objetivo. A falta de 18 días para que se cierren las contribuciones todo parece indicar que se alcanzará la cifra perseguida.

La intención del director es empezar a grabar este próximo julio, en Santiago, la capital de Chile. Del reparto, lo único que se conoce por el momento es que estará constituido en su mayoría por familiares y amigos, como BRONTIS JODOROWSKY, que ya tuvo uno de los roles protagonistas de LA DANZA DE LA REALIDAD. La película contará como un joven Alejandro se instala en Chile, en medio de una capital ilustrada de poetas tan brillantes como Gabriel García Márquez, para luchar por sus deseos y hallar su propio camino. Está previsto que el rodaje no se extienda más de ocho semanas. La postproducción, incluyendo edición, banda sonora y efectos visuales, se realizará entre París y Tokio, con la meta de que quede terminada para febrero de 2016.

ASOMÁNDONOS A JORODOWSKY

La carrera cinematográfica de Alejandro Jodorowsky da sus primeros pasos en 1968 con FANDO Y LIS, prohibida en México por su manera (un tanto bizarra) de encarnar la inocencia y el amor sadomasoquista en niños. Años atrás había grabado algunos cortos, dos concretamente: LA CRAVATE y TEATRO SIN FIN pero aparte de no conseguir visibilidad, no lograron cosechar demasiado éxito.

En 1970 estrena EL TOPO y todo cambia para ALEJANDRO JODOROWSKY. La película se convierte rápidamente en un éxito absoluto y pasa a ser el «must» del cine alternativo de la época: amantes del LSD, estudiantes de cine; todo el mundo quiere ver la nueva película del director de FANDO Y LIS, incluso John Lennon; que se queda tan prendado de la obra del chileno que decide distribuirla por Estados Unidos y financiar personalmente su próximo guión: LA MONTAÑA SAGRADA.

A partir de aquí comienza a forjarse la pólemica figura que siempre ha embargado al director. JODOROWSKY estrena LA MONTAÑA SAGRADA en Cannes y levanta una pólemica sin precendentes: pasa a ser conocida como la película «escándalo» de la edición y es vetada durante más de 30 años por su fuerte contenido sexual y su violencia explícita; habrá que esperar hasta el reciente 2007 para disfrutar de su DVD. El fuerte simbolismo del film y su atípica narrativa no fueron bien acogidos por el gran público, que relegaron injustamente la película a un segundo plano, los cines de medianoche de Nueva York.

La obra maestra del director nunca fue comprendida. «Si mis obras han escandalizado, debo sentirme orgulloso, no del ruido que han hecho, sino de que, hiriendo, prueban que algo tienen de verdadero” afirmaba JODOROWSKY, que lejos de sentirse molesto por el menosprecio que había sufrido su película se mostraba orgulloso de ello. LA MONTAÑA SAGRADA, en cualquier caso, es un film contemplativo, evocador y profundamente místico. No es una película de digestión rápida, y muchos menos de comprensión fácil.

A diferencia de DAVID LYNCH por poner uno de sus máximos exponentes, JODOROWSKY no imprime a sus películas un surrealismo al uso. Su surrealismo tiende más al simbolismo, a la insinuación o para ser más exactos, a la provocación. Las imágenes que desfilan por su metraje rara vez son convencionales y su narrativa, que escapa de la teoría y las situaciones que provoca con sus guiones, son de todo menos costumbristas. Pero precisamente es en esta «rareza», que no extravagancia, donde se oculta el genio. Un genio, que más allá de de decaer, ha seguido incesante en su objetivo por despertar la conciencia del público a través de sutiles (demasiadas para el público de Cannes) metáforas visuales y narrativas.

En los siguientes años estrenó películas como TUSK, LA SANTA SANGRE y LA DANZA DE LA REALIDAD, esta última del pasado 2013 y con una distancia de nada más y nada menos que 23 años respecto a la anterior. En un principio el enorme abismo de tiempo entre ambas no iba a ser tal; JODOROWSKY planeaba estrenar DUNE (sí, la de DAVID LYNCH) y pretendía ser uno de sus más ambiciosos proyectos. Para la película había conseguido al mismísimo Dalí, que iba a cobrar por cierto la fríolera de 100.000 dólares (el actor mejor pagado de toda la historia del cine), a ORSON WELLES y GLORIA SWANSON. La banda sonora estaría compuesta por Pink Floyd y contaría con la intervención del inmortal Mick Jagger. Todo estaba perfectamente engrasado para crear la que posiblemente se convertiría en una de las obras magnánimas del director; sin embargo, para decepción del público y del propio Jodorowsky, ninguna productora consideraba suficiente que ALEJANDRO se hubiese pasado un año perfeccionando el guión, la película era demasiado cara y en una industria tan capitalista como la de Hollywood que las cintas salgan rentables es la matriz del negocio. El guión pasó a DAVID LYNCH, que cumpliendo los requisitos de las productoras, pudo rodar la película.

JODOROWSKY, móviendose por circuitos que oscilan entre el underground y (sorprendentemente) lo comercial, ha sabido siempre como sobrevivir a base de constancia y paciencia a las exigencias de una industria que nunca ha compartido, ni mucho menos entendido, su peculiar manera de hacer cine. Un director marginado por una crítica y un público demasiado obcecado en enmarcar el cine dentro de unos cánones conservadores que no hacen más que entorpecer el crecimiento de directores como ALEJANDRO, que deciden romper con los límites y llevar el cine hasta nuevas fronteras.

Víctor Camarero 

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