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CINE CRÍTICAS

PACIFIC RIM

PACIFIC

Partiendo de la base de que crear robots gigantes para destruir alienígenas del mismo tamaño a puñetazos es tan estúpido como divertido, uno ya sabe cómo abordar PACIFIC RIM, uno de los blockbusters más aparatosos de este verano. Pero algo cambia cuando el que está a los mandos es GUILLERMO DEL TORO, artesano de aventuras oscuras que ha sabido crear un estilo propio y dejar su impronta en películas como BLADE 2, HELLBOY o EL LABERINTO DEL FAUNO.

Si pensaban que DEL TORO ya había sacado al niño que tenía dentro, están equivocados. Sus padres se han ido de cena un sábado de verano, y él ha sacado del armario sus juguetes más caros para darse un festín. Seguramente en la televisión de la habitación, abarrotada de tebeos de ciencia ficción, estén emitiendo una antigua peli japonesa de monstruos que arrasan ciudades. Eso es PACIFIC RIM. Para bien y para mal.

PACIFIC RIM

La historia armada alrededor de esta batalla entre robots controlados por humanos y los Kaiju escupidos por las entrañas de la Tierra no ofrece suficiente enjundia al espectador para que sienta emoción por sus personajes. El componente humano es un batiburrillo mil veces visto de traumas del pasado, afán de superación y fáciles moralinas sobre la unión y el trabajo en equipo. Demasiado para más de dos horas de duración. PACIFIC RIM es un claro ejemplo de la forma de hacer blockbusters en los últimos años: se premia lo excesivo. Metraje desproporcionado, presupuesto desorbitado, abrumadoras e interminables batallas, un diseño brutal de los monstruos y los robots… y una historia hueca.

También lo era la de la película de monstruitos nucleares de la televisión del niño DEL TORO, sí. Pero el conjunto tenía encanto, era sincera, sus personajes no soltaban monsergas sino graciosos chascarrillos, y detrás no tenían un presupuesto de 190 millones de dólares ni el talento del mexicano. Así que PACIFIC RIM se paladea cuando su director hace de él mismo. Es decir cuando baja a las mismas entrañas de los monstruos (literal y figuradamente) y todo se vuelve más artesanal, palpable, divertido y auténtico. Y coincide, y esto es importante, con el momento en que invita a sus amigos RON PERLMAN y SANTIAGO SEGURA a entrar en escena y jugar con él.

PACIFIC RIM

¿Y los robots y los Kaiju? Molan un montón. El resultado del trabajo del departamento de FX es apabullante, las colosales criaturas son una delicia de diseño y movimiento, y DEL TORO sabe aderezar con detalles, guiños y algún arrebato visual (el robot herido en la playa, la cría de Kaiju, la niña sola en la ciudad) una película que debería haberse llamado simplemente ‘Robots vs. Alienígenas’. Y con su estupidez por delante con todo lo que ello implica: sin traumas y con dos cojones, como la película que el niño mira de reojo mientras juega en su habitación.

 

LO MEJOR: 

  • Algunos momentos visualmente mágicos.
  • El diseño de los Kaiju.
  • Las escenas con Ron Perlman y Santiago Segura.

 

LO PEOR:

  •  Del Toro pone el piloto automático en muchas escenas.
  •  La trama y sus personajes principales son de cartón piedra.

 

José Colmenarejo.

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Alfonso Caro Sánchez (Mánager) Enamorado del cine y de la comunicación. Devorador de cine y firme defensor de este como vehículo de transmisión cultural, paraíso para la introspección e instrumento inmejorable para evadirse de la realidad. Poniendo un poco de orden en este tinglado.