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NUNCA APAGUES LA LUZ

Nunca apagues la luz

Duérmete, niño, duérmete ya, que viene Diana y te llevará. Duérmete, niño, duérmete ya, que viene Diana en la oscuridad… Todos tenemos en mente la melodía de esta canción de cuna mundialmente conocida, cuya letra hemos modificado para esta ocasión. Esta nana normalmente se canta para que los bebés concilien el sueño, pero ¿qué pensaría de todo esto Martin? Y es que ni con nanas conseguiría dormirse. El pequeño teme que las luces se apaguen y se pueda quedar inmerso en la espeluznante oscuridad. Esta es la base de la que parte Nunca apagues la luz (en inglés, Lights Out), el debut de David F. Sandberg (experto en cortometrajes de terror que dan escalofríos: Pictured, Not So Fast, Coffer, See You Soon, Attic Panic) como director de largometrajes, que hizo su entrada triunfal con el corto en el que se ha basado este filme, que acumula diez millones de visitas desde su realización en 2013 y que lo ha hecho ganador del premio a Mejor director en el concurso inglés Who’s there? Nunca apagues la luz es una historia con unos ingredientes clave que se caracteriza por ser sencilla, efectiva, pero que nunca antes a nadie se le había ocurrido, razón por la que nos dejó prendados a todos. ¿Qué mejor idea para Hollywood que fichar a tal talento y proponerle hacer su primer largometraje, continuando así la intrigante historia de su corto donde el juego del acto de encender y apagar las luces es el protagonista del argumento? No contento con acabar de presentar su primera cinta, en la actualidad se encuentra dirigiendo Annabelle 2, que, esperemos, mejore la primera parte.Nunca apagues la luzNunca apagues la luz narra cómo una extraña criatura no deja de perseguir a la familia de Sophie en la oscuridad. Una pesadilla que ya tuvo que aguantar desde pequeña Rebecca, la hija de Sophie, razón que la hizo huir de su casa y por la que ahora volverá a sufrir junto a su hermano pequeño Martin.

Encendemos y apagamos el interruptor de la luz, una y otra vez, ¿tenéis ese característico sonido en la cabeza? Un gran recurso con el que juega Sandberg y que convertirá ese sencillo acto en algo que nos pondrá los pelos de punta, siendo esta acción el culmen de la cinta. Y es que si a algo estamos acostumbrados en las películas de terror es a la oscuridad y la adrenalina que esta nos crea. En el caso de este filme, nos atreveríamos a decir que la oscuridad está muy bien empleada y es la reina de la noche (y nunca mejor dicho), junto a la criatura monstruosa Diana, la cual tiene una negra melena desaliñada que hace recordar a la niña del pozo de La señal, la famosa Samara. Ambas están excelentemente diseñadas para no querer estar nunca más con las luces apagadas. Un mensaje que es transmitido a través del fabuloso montaje de Michel Aller, con esencia Wan, y la fantástica fotografía de Marc Spicer, a través de escenas sumidas en luz negra, otras en las que emplea una iluminación ultravioleta que nos regala planos púrpuras, secuencias en las que combina el efecto de la luz-oscuridad y otras totalmente oscuras.Nunca apagues la luz

La película se empapa con la esencia de James Wan, sí, pero, a pesar de esto (y del hecho de que el mago del terror produzca la cinta), no quiere decir que estemos ante una obra maestra (véase como ejemplo Annabelle, entre otras). Está comprobado que si Wan no se pone al mando es imposible superar a cintas como su último trabajo, la espectacular y alabada Expediente Warren 2: El caso Enfield. Con todo esto, recomendamos al público no ir con las expectativas demasiado altas, ya que si no, la desilusión será mayor. Asimismo, el espectador se podrá sentir identificado, ya que ¿quién no ha sentido alguna vez en su vida en medio de la oscuridad mientras duerme, o está en la calle de camino a casa, que una sombra le mira, le vigila o le persigue? Seguro que a todos, alguna vez, nos ha ocurrido. Una sensación que, con solo imaginarla, ya angustia. A esto se le une ver los momentos en los que los personajes se quedan de espaldas a una zona de la habitación y te logran transmitir los nervios de no saber por dónde y cuándo aparecerá la terrible Diana.Nunca apagues la luzEl guion estaba asegurado, a priori, como gran punto fuerte por su narración efectista, plagada de efectos de realización (silencios incómodos, sonidos producidos al rasgar un suelo de madera o ruidos de pisadas), junto con los temas que trata a nivel narrativo sobre los miedos humanos: la oscuridad, los problemas mentales o el sentimiento de abandono. Y es que pocas decepciones cabía esperar del fabuloso guion cuyo origen nació del corto exitoso de Sandberg, ahora mejorado de forma técnica debido a su presupuesto, como es evidente. Pero a pesar de esto, sí que notamos algunas carencias en ciertas explicaciones de su relato , como por ejemplo el momento de las paredes del sótano (no especificamos más para no hacer spoilers), la definición exacta de Diana (¿ficción o realidad? y elementos que la dañan), o en la resolución rápida de su final. Estos aspectos hacen que sí queramos por momentos que se apague para siempre la luz.

Nunca apagues la luz

La tensión es otro de los platos fuertes de la película, técnica que podría asemejarse, salvando las distancias, al efecto que produce la mismísima It Follows con la oscuridad, también en este caso con la extraña criatura y con los maniquíes que aparecen provocando algún que otro jump scare, sustos que te harán saltar de la butaca. La tensión es aún mayor gracias a interpretaciones como la de Teresa Palmer (Triple 9) en el papel de Rebecca. La joven transmite expresión, angustia, fuerza y valentía encarnando a la hermana mayor, la cual nunca estuvo realmente segura de que sus pesadillas de la infancia fueran reales. De ella cabe resaltar en concreto la escena en la que corre en busca del interruptor, una muy buena actuación que va seguida de la del pequeño Gabriel Bateman (Annabelle) como Martin, niño que experimenta en sus carnes el miedo cuando cae la noche, pero que, a pesar de estar pasando las noches en vela, cuida y no quiere abandonar a su madre, Sophie, interpretada por Maria Bello (La quinta ola). También cabe destacar la breve (pero no por eso menos buena) aparición de la mujer del director en la vida real, Lotta Losten (Pictured), actriz que hizo el papel protagonista en el cortometraje de Sandberg. Una lástima no haber disfrutado un poco más de su interpretación como Esther. Alexander DiPersia (Para siempre) se encarga de darle el toque romántico a la cinta como Bret.Nunca apagues la luzA nuestro pesar, no podían faltar los tópicos de los que siempre huimos, los recursos que todos los aficionados al género conocemos (juego de puertas, subidas y bajadas repentinas de volumen…) y que ya nos dejan poco campo para la imaginación. En definitiva, un reto que podríamos decir que Sandberg ha superado con creces en su primer filme, ya que sacar suficientes elementos de interés de un corto de apenas tres minutos para alargarlo en noventa era un reto complicado de hacer de modo entretenido, y el sueco lo ha logrado.

Antes de que os dispongáis a acercaros al interruptor de la luz os dejamos la moraleja que extraemos del largometraje: para ser fuertes, a veces hay que enfrentarnos a nuestros miedos. ¿Os atrevéis a apagar la luz?

LO MEJOR:

  • La oscuridad.
  • La fotografía, el montaje y la interpretación.

LO PEOR:

  • Algún vacío explicativo en su guion.
  • Recursos manidos del género.

María Páez

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Periodista que considera que para ser una verdadera cinéfila tienes que ser una 007, con licencia para devorar todo el cine. Eso sí, prefiero quedarme atrapada en una cueva con Michael Myers, el payaso de It, Chucky, y la niña de El exorcista que en un palacio con princesas de cuento.