Después de resucitar y renovar el género del terror sobrenatural con EL EXORCISMO DE EMILY ROSE, SCOTT DERRICKSON repite fórmula con LÍBRANOS DEL MAL, una película “basada en hechos reales” protagonizada por un policía de Nueva York convertido en exorcista. Esta cinta está inspirada en el libro «Las memorias de de Ralph Sarchie», en las que un cínico y poco dado a lo paranormal detective se ve obligado a enfrentarse con las fuerzas del mal, siguiendo la pista de una serie de sucesos encadenados con un parámetro poco convencional.
DERRICKSON fusiona bastante bien dos géneros en esta película: el thriller policiaco y el terror. Por un lado se encuentra la pareja de policías del Bronx que se ven envueltos en una serie de sucesos, en principio totalmente independientes, pero que terminan teniendo un nexo en común: todos son componentes del ejército de los Estados Unidos, que tuvieron un escalofriante episodio en una cueva en Irak. La pareja de policías no puede ser más arquetípica, con policía serio y compañero graciosillo. Este dúo lo forman ERIC BANA (TROYA, MUNICH) y su compañero, JOEL MCHALE (COMMUNITY). Hay que destacar el sorprendente papel de éste último, que pese a no tener una extensa carrera como actor, su interpretación de detective charlatán y jocoso lo borda, dando una excelente réplica al apocado Ralph Sarchie (ERIC BANA). Como complemento a este par de agentes, aparecen en acción el sacerdote poco convencional Joe Mendoza, interpretado por EDGAR RAMÍREZ (CHÉ, CARLOS) y la mujer de Sarchie, representada por OLIVIA MUNN (THE NEWSROOM).
En su favor, SCOTT DERRICKSON sabe muy bien fusionar ambos géneros, el policiaco y el de terror, y combinarlo con algo de gore (con ciertas escenas demasiado explícitas, no aptas para todos los espectadores). Su ritmo no decae en casi sus dos horas de duración, recurriendo a todos los tópicos de estos géneros para mantener al espectador pegando pequeños gritos y saltos en la butaca. Quizás se exceda en la utilización de éstos, muy manidos en este tipo de cintas (caja de música con payaso incluida), pero el resultado es más que efectivo para que el asistente no se relaje en ningún momento.
También es un gran acierto el reparto de personajes, especialmente con el ya citado JOEL MCHALE, y un trastornado e inquietante SEAN HARRIS (PROMETHEUS), que borda el papel de marine poseído, sobre todo en la parte final de la cinta. Es de mencionar también el excelente trabajo en maquillaje, ya que caricaturizan de una brillante manera a HARRIS que, con sólo mirarle, a más de unos se le pone el vello de punta.
Sin embargo, LÍBRANOS DEL MAL decae en varios momentos: su excesiva cuantía de tópicos de género a más de un aficionado a este tipo de películas le parecerán demasiado trillados y usuales. DERRICKSON no apuesta por algo novedoso y se deja llevar por lo conocido para asustar y mantener en vilo al público. Y, aunque el ritmo está bastante bien durante toda la película, la esperada y previsible final del exorcismo decrece bastante debido a que resulta demasiado familiar y común. Además de que el director quizás rompa un poco la atmósfera del momento, relatándonos paso a paso el exorcismo en sí a modo de documental, y no dejándonos disfrutar del todo de la expulsión del demonio.
En definitiva, SCOTT DERRICKSON filma una película poco arriesgada, con personajes muy arquetípicos y sobresaltos muy manidos y vistos para los fans de este tipo de género. Pero pese a ello, la puesta en escena resulta efectiva y el ritmo no decrece en ningún momento, por lo que el resultado, aún no siendo original ni sorprendente, es práctico y eficaz.
LO MEJOR:
- Los secundarios JOEL MCHALE y SEAN HARRIS, que pese a no tener una dilatada carrera en la gran pantalla y no ser muy conocidos para el gran público, clavan sus respectivos papeles.
- El maquillaje y los efectos visuales de la cinta, todos ellos muy logrados, creando un clima espeluznante.
LO PEOR:
- La falta de innovación en cuanto a los tópicos de terror expuestos en el film, todos ellos muy trillados y poco originales.
- El final, demasiado previsible para el espectador.
