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CINE CRÍTICAS

FLORENCIA Y LA GALERÍA DE LOS UFFIZI: UN VIAJE AL CORAZÓN DEL RENACIMIENTO

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La espectacularidad de Florencia, una de las cunas del Renacimiento y referente artístico por excelencia, muestra todo su esplendor en el nuevo documental que podemos ver en los cines gracias a VERSIÓN DIGITAL. Producida por SKY 3D y con la colaboración de SKY Arte HD, dos son las novedades que nos aporta esta nueva aproximación.

En primer lugar, está realizada con tecnología 3D 4K que permitirá, además de acercarnos los más escondidos detalles, representar toda la monumentalidad de sus edificios. Diseñados desde el racionalismo geométrico y matemático, cuya perspectiva central vuelve a poner al hombre en el centro del universo como medida de todas las cosas, buscan la armonía, el equilibrio, la proporcionalidad y la simetría, que aporte la firmeza, utilidad y belleza de la que nos hablara Vitruvio, y ahora lo hará Alberti. Nada puede sustituir el efecto de la visión in situ, la percepción de lo que Walter Benjamin llama el aura de las obras de arte, pero el 3D puede crear un viaje visual más realista en un paisaje urbano hecho para impresionar la parte más humana de nuestro espíritu. El Renacimiento no fue sólo un movimiento artístico con expresión formal, sino que respondía a una nueva forma de vida, más pagana y vital, que, frente al teocentrismo anterior, veía en lo cotidiano y terrenal el verdadero sentido de la existencia. Se echa de menos mayor desarrollo de este aspecto clave en el documental.

 

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«Fuente de Neptuno», de Bartolomeo Ammannati, en la Piazza della Signoria

Según esta nueva mentalidad, el conocimiento hace al hombre, hombre, y volverá los ojos hacia el mundo que le rodea para apoderarse de él. Si la pintura renacentista supo recrear la realidad a través de su ventana albertiana, alcanzando la perfección desde la perspectiva, el 3D (como nueva perspectiva tecnológica) podría emular parte de su espectacularidad en la ventana cinematográfica. Y así nos lo muestra en la cúpula del Duomo, de Filippo Brunelleschi, emblema y referencia visual de Florencia, que debía autosustentarse en un alarde de pericia que recupera técnicas de la Roma clásica junto la iniciativa inventora (y osada) del hombre renacentista.

 

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Cúpula de «Santa María de las Flores», de Filippo Brunelleschi

La otra aportación que distingue el documental es utilizar, a modo de Virgilio, la figura de Lorenzo el Magnífico de Médicis como eje conductor. Interpretado por el actor SIMON MERRELLS (el general Marcus Crassus de la serie SPARTACUS, que, aunque consigue la solemnidad en su discurso, no impide que echemos de menos la fuerza y verosimilitud que le habría otorgado el idioma italiano), hará hincapié en uno de los aspectos más relevantes de la época: la creciente importancia de la ciudad y del poder de las adineradas familias burguesas, como los Médicis. Nos relatará las luchas entre ellos y los Pazzi, los Rucellai, los Pitti (rencillas que ya nos anticipó Dante, tanto en su vida como en su obra), referentes actuales de los magníficos palacios florentinos. La necesidad de estos nuevos poderes de encontrar una imagen que resalte su magnificencia y legitime su poder les hará volver los ojos a la época clásica. El mundo parecía resurgir de la oscuridad del medievo, supersticioso y dominado por el poder de la Iglesia, para devolver la importancia al hombre que hacía ostentación de su riqueza, refinamiento y cultura. Son los grandes mecenas que darán al arte una nueva dimensión.

 

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«La cabalgata de los Reyes Magos», de Benozzo Gozzoli, fresco de la «sala noble» del «Palazzo Medici Riccardi», en el que aparecen retratos de personajes florentinos, entre ellos los Médicis

Pero nada habría sido posible (ni podríamos entender el Renacimiento en Florencia) sin el impulso paralelo a las corrientes filosóficas neoplatónicas, de Marsilio Ficino y el círculo humanista, que reflejaba el cambio de mentalidad del hombre renacentista. También en este aspecto echamos de menos una mayor profundidad, en parte compensada por las aportaciones del antiguo Director de la Galería Uffizi, Antonio Natali, que tratará de trascender la belleza y el idealismo de las obras, y llevarnos a su significado, al auténtico “conocimiento” de las mismas y del mensaje que contienen.

En cambio, sí nos menciona un hecho relevante que afectará de lleno a nuestro narrador: la oposición del teólogo dominico Jerónimo Savonarola, que criticaba los excesos y la riqueza de las familias burguesas. Denunció la amoralidad de los Borgia y pretendía el retorno a la austeridad desde una filosofía aristotélica y tomista. Botticelli reflejará la pervivencia de esas contradicciones pues, tras haber sido uno de los grandes protegidos de los Médicis, para quienes pintó obras mitológicas (fruto de ese neoplatonismo imperante), experimentó una crisis religiosa bajo el influjo de Savonarola. Esto le llevó a realizar obras religiosas, donde sacrifica la proporcionalidad a la escala jerárquica religiosa y la búsqueda de la belleza platónica a mensajes apocalípticos con referentes medievales.

 

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«La primavera», de Sandro Botticelli, representativa de la complejidad iconográfica y del simbolismo neoplatónico del Renacimiento

El documental sigue un esquema cronológico que necesariamente comienza en el trecento y el nacimiento de la pintura moderna con el Giotto, y acabará en el Barroco, con la desmesura de Caravaggio y sus seguidores. Las contorsiones de sus cuadros, el dramatismo a través de la luces y las sombras, la expresividad de rostros que se descomponen en la necesidad de comunicar (lo veremos en su famosa cabeza de la Gorgona), nos hablan de un nuevo giro en el hombre moderno que ahora rechaza la belleza ideal del Renacimiento y busca en el naturalismo una realidad más cierta y perturbadora. La contención clásica deja paso a la exuberancia barroca.

 

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La «Cabeza de Medusa» (1597), de Caravaggio, reflejo del horror, la ira y la impotencia.

Aunque podría parecernos excesivo adentrarse en el siglo XVII, no podemos por menos de agradecer que lo haga, por mostrarnos en todo su esplendor a una de las grandes mujeres artistas de la época, Artemisia Gentileschi. Discípula de Caravaggio, su obra Judith decapitando a Holofernes, nos muestra una visión diferente de las grandes heroínas de la historia. La violencia de Judith, que retuerce su cuerpo para sujetar con todas sus fuerzas el de su víctima, Holofernes (en el que retrató al hombre que abusó de ella), y el odio de su rostro descompuesto, nos muestra una mujer diferente a las pasivas mujeres de los pintores masculinos. Lo mismo ocurrirá con Susana y los viejos, tema habitual en la pintura por justificar el desnudo femenino. Si normalmente Susana aparecía indiferente y exhibiendo sin pudor su belleza ante la mirada lasciva de los viejos (que se alinean con el espectador del cuadro), Artemisia Gentileschi pintará una Susana horrorizada ante su mirada, que trata de cubrir su cuerpo y se recoge sobre sí misma.

 

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«Judith decapitando a Holofernes» (1614-1620), de Artemisia Gentileschi. Una mirada femenina a las heroínas bíblicas.

El documental hace en un recorrido que nos lleva desde Masaccio, Piero della Francesca y Benozzo Gozzoli a Leonardo y Rafael; desde el frágil David de Donatello, hasta la fuerza contenida del de Miguel Ángel. Un viaje visualmente espectacular cuya belleza hace que el contenido ideológico pase completamente desapercibido.

 

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«David», de Donatello (izquierda), Miguel Ángel (centro) y Bernini (derecha)

 

 

Marina Calvo

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