Llegamos ya al ecuador del festival. Después de la dura y poco gratificante jornada de ayer, solo esperamos que haya sido un bache momentáneo y que no se vuelva a repetir en gran medida.

Comenzamos con THE OTHER SIDE el documental de ROBERTO MINERVINI que nos lleva hasta las entrañas de la América profunda, de esa sociedad white trash sucia y oscura que ya ha sido retratada con más socarronería por otros directores, como por ejemplo JOHN WATERS.

Pero lo que presenciamos dista mucho de ser paródico e irrisorio: es crudo, terriblemente real. Conocemos la vida de MARK KELLEY, que se interpreta a sí mismo (como todos los participantes) y, como si de un filme etnográfico se tratase, nos vamos adentrando en su vida (y en la de sus conocidos) donde el sexo, las drogas y las armas son el alma de la función. Todo sin cortes, sin tapujos, casi como un estudio objetivo y neutral de la vida de estos seres decepcionados con el sistema actual.

El director, por lo tanto, no quiere hablar de buenos ni malos, no es la finalidad del filme y tampoco hubiese sido la opción más correcta, pues el peligro y la violencia más feroz se sienten cercanas llegados a ese tercer acto donde todo explota de manera descorazonadora.

Tras esta, le llega el turno a BERSERKER, de PABLO HERNANDO, un thriller que comienza con mucha fuerza, con una cabeza pegada al volante de un coche, pero que la va perdiendo conforme avanza el metraje. Es cine negro con cierta autoparodia del personaje del detective interpretado por JULIÁN GÉNISSON, al que acompaña una divertida INGRID GARCÍA-JONSSON con un personaje que parece querer completar al de su compañero pero que, lamentablemente, parece que si no existiera en la película, tampoco ocurriría nada (aunque sí que perdería buenos momentos gracias a esa química con GÉNISSON).

Es por lo tanto una película fallida pero interesante, que podría haber dado más de sí pero que, sin duda, nos hace tener en cuenta en un futuro a Pablo para sus nuevos proyectos (que esperemos sigan dentro del género del terror y suspense, tan en forma están en nuestro país actualmente).

La tarde comienza con LAS MIL Y UNA NOCHES: EL INQUIETO la primera parte de una trilogía de MIGUEL GOMES que parece querer hacer un retrato del Portugal de nuestros días, con esa crisis económica de fondo (que tan bien le ha sentado al país vecino en el terreno cultural, sobre todo cinematográfico) bajo un cariz fantasioso, y tomando de base el relato de Las mil y una noches.

Cada historia que nos va relatando posee una puesta en escena exquisita, como lo es la propia narración de la película bajo un mecanismo de cajas rusas, de historias dentro de historias, y una elección sonora muy acertada que, sin lugar a duda, deja con ganas de ver la segunda parte, programada para el día siguiente, y que ha sido preseleccionada para participar en los Premios Óscar de este año.

Después le toca el turno a la experimentación más alucinante de la mano de PHILIPPE GRANDRIEUX y su MEURTRIÈRE, que pone a prueba al propio espectador (si este es impaciente) con un plano fijo de cuerpos desnudos que se van tocando y frotando en blanco y negro, y con un uso ejemplar del claroscuro que hace que se creen las formas más insospechadas con estos.

Comienza con un solo cuerpo femenino al que se irán uniendo lentamente otros, hasta formar una auténtica orgía que homenajea a Muybridge y sus cuerpos.

La noche acaba con THE SKY TREMBLES AND THE EARTH IS AFRAID AND THE TWO EYES ARE NOT BROTHERS, del británico BEN RIVERS, que camina entre la metaficción y el documental, en un filme muy atmosférico, con grandes panorámicas del desierto al que pretende homenajear recordando las grandes películas que allí se han rodado.

Lamentablemente, nos encontramos ante otro filme fallido que parece quedarse a mitad de película sin ideas interesantes que aportar salvo la bella fotografía y su hipnótica banda sonora.

Un día provechoso e interesante que, sin duda, nos hace reflexionar camino a casa.

Miguel Ángel Torres