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FARIÑA: LA SERIE SOBRE EL NARCOTRÁFICO DIFERENTE A LAS DEMÁS

«O que teño que facer pra non ter que ir ó mar. Sobra peixe que vender e fariña pra amasar».

Iván Ferreiro, intro de Fariña

Narcos, Gomorra Suburra son algunas de las series sobre narcotráfico que en los últimos años han llegado hasta nosotros. Antes había llegado Breaking Bad, pero no podemos etiquetarla igual que las tres mencionadas, ya que la historia de Walter White era puramente ficticia, frente a los hechos reales que sí pesan en las otras historias. Pero llegó el turno de Fariña para demostrar que no es una historia más sobre el tráfico de drogas.

Fariña ha apurado su estreno después de que un juez dictara una sentencia de secuestro para el libro homónimo de Nacho Carretero tras una denuncia de un exalcalde de O Grove (Pontevedra). El «efecto Streisand» (cuando un intento de censura fracasa y se produce el efecto contrario, la mayor divulgación y conocimiento de lo que se pretende ocultar o censurar) tiene un claro ejemplo en la serie de Fariña, pero también en el libro de la editorial Libros del K. O. Ahora, censura aparte, ¿cuáles son las claves que hacen de Fariña una auténtica joya de nuestra producción seriéfila? Vamos con ellas:

Fariña no es Narcos

El paralelismo es inevitable y la serie de Bambú Producciones es consciente del legado, no solo de la serie de Netflix, sino también de la propia figura de Pablo Escobar, en pleno auge cuando Miñanco, Oubiña y los Charlines empezaban a hacer de las suyas en su cooperativa de contrabando. De hecho, a nadie se le ha pasado por alto la frase que Roque (Tamar Novas) pronuncia en el primer capítulo ante una foto de Escobar: «El único Escobar que conocemos nosotros se llama Manolo». Asimismo, mientras Escobar (Wagner Moura) intimida a la policía en el primer episodio de Narcos con su ya famoso «Plata o plomo», el primer episodio de Fariña nos deja claro también que en la Ría de Arousa la policía mira para otro lado. Policía, aduaneros y hasta un cura acaban por ceder a un negocio que era imparable y que enriquecía la Ría al mismo ritmo que la enfermaba y la mataba.

100 % feito en Galicia

Los fundadores de Bambú Producciones, Ramón Campos y Teresa Fernández-Valdés, son gallegos, y también los actores de la serie, como los conocidos Javier Rey (Velvet), Tristán Ulloa (Narcos) o Tamar Novas (El Ministerio del Tiempo) y los más desconocidos para el público nacional, aunque célebres en Galicia, como Xosé Touriñán. La serie se ha rodado en Galicia y no se ha rodado en gallego porque nada de lo que se emite en la televisión nacional se emite en un idioma que no sea el castellano (recordemos que Merlí y Pulseras rojas, que sí fueron rodadas en catalán, fueron dobladas al castellano al emitirlas en canales nacionales), pero el idioma está presente: nada de tiempos compuestos y palabras que, aunque son frecuentes en el lenguaje de los personajes, no son aleatorias, son un reflejo del habla cotidiana. Además, el autor de la novela también es gallego, y ese es precisamente uno de los aciertos de esta serie: equipo y actores saben de lo que hablan.

Contextualización

Fariña Serie El Palomitrón

Es uno de los aspectos en los que Fariña se desmarca de la serie sobre el cartel de Medellín y se acerca más a Gomorra. Para entender la serie, los espectadores tienen que saber por qué Galicia fue el foco de la droga en España en los años 80, y esto se consigue con un ejercicio de contextualización impecable desde el minuto 1 de la serie. La intro de Iván Ferreiro solo tiene dos frases: «O que teño que facer pra non ter que ir ó mar. Sobra peixe pra vender e fariña pra amasar (Lo que tengo que hacer para no tener que ir al mar. Sobra pez para vender y harina para amasar)». Resumen perfecto de la situación en la costa gallega, cuya población empobrecida por una profesión dura y arriesgada tiene que echarse al Atlántico en busca de peces y, además, pelear con la pesca ilegal y el contrabando de tabaco.

Una situación que también vemos reforzada con la primera aparición de Sito Miñanco (Javier Rey) en una vieja lancha con su padre (Celso Bugallo), pescando de noche y escapando de los aduaneros. Al final todo ese riesgo les sale por 5000 pesetas, y Sito no soporta más la situación: es joven y con aspiraciones, y como le sentencia a su padre: «La próxima vez que te den las cinco mil les dices que no. Mejor pobre que gilipollas». Así empieza el camino de uno de los narcotraficantes más conocidos de Galicia, que ha sido detenido, otra vez, en febrero de este mismo año.

Personajes reales y hechos reales

Fariña Personajes Reales El Palomitrón

La Operación Nécora fue el primer golpe al narcotráfico en Galicia que tenía al frente al juez Baltasar Garzón (en la serie interpretado por Miquel Fernández). La Operación Mago tuvo lugar con el arresto de Laureano Oubiña (Carlos Blanco) y Manuel Charlín (Antonio Durán «Morris»), entre otros, en 1990, que es precisamente el punto de partida de la serie. Pero además de los narcotraficantes y sus familias, así como personajes de la justicia como Garzón, existe otro personaje clave en la lucha contra la droga: Carmen Avendaño. Esta mujer, interpretada por Iolanda Muíños (Cuéntame) fue una de las grandes piedras en los zapatos de los narcos, afectada personalmente por la droga (dos de sus cinco hijos cayeron en ella), y es la presidenta de la Fundación Érguete para la ayuda al drogodependiente. Avendaño estuvo siempre en el punto de mira de los narcotraficantes, tal y como relatan en la película Heroína, con Adriana Ozores como la propia Avendaño, más centrada en su figura que en el contexto donde sucedió todo.

Los aspectos técnicos

La luz y el color son esenciales para que Fariña sea lo que es, porque Galicia es gris, verde y azul, incluso en verano. La niebla, el monte, la lluvia, el mar… todos son elementos que determinan el paisaje, pero que también condicionan a sus habitantes. Pudimos verlo en el segundo episodio de la serie, en el que la intensa lluvia impedía la salida de las barcas en la procesión del Carmen. No olvidemos que el Día del Carmen se celebra el 16 de julio, pleno verano, pero en Galicia puede ocurrir perfectamente. El cuidado del sonido, que nos permite escuchar ese mar que ruge y golpea la costa (pero que además no se molestan en ocultar en posproducción), es el mar, el que manda, el que quita la comida y da la droga. También están cuidados los pequeños detalles como los botellines de Estrella Galicia de los 80 o una banda sonora marcada por las canciones de los grupos gallegos de la época como Heredeiros da Crus o Los Resentidos con su Galicia caníbal, el himno de la «movida gallega».

Fariña es diferente: es un ritmo frenético en el primer capítulo, y son también las ganas de más que nos deja cada episodio; pero, sobre todo, es la autenticidad con la que pretende contarse una verdad que arrasó Galicia y que todavía hoy la sigue marcando. Un buen trabajo, desde la productora a los decorados, y que tiene a tres millones de espectadores enganchados. La verdadera droga aquí son las series de calidad. ¿No quieres perdértela? Los miércoles a las 22:40 h en Antena 3.

Lorena Rodríguez

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Una tarde, con siete añitos, entré en el salón cuando mi madre veía El Padrino. La escena en cuestión era la del caballo y mi madre me gritó que no mirase, pero miré. Desde aquel entonces no pude dejar de mirar, de observar y soñar. Lo más cerquita que pude quedarme del cine fue haciéndome historiadora del arte. El cine es mi Tardis, un Delorean que me hace la vida real más fácil. Mi primera serie fue Urgencias, siempre fiel, a pesar de lo mal que la trató la tele. No sé decirle que no a una serie.