El Palomitrón

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2017 CINE ENTREVISTAS REDACTORES

ENTREVISTAMOS A SERGIO G. SÁNCHEZ, DIRECTOR DE EL SECRETO DE MARROWBONE

Sergio G. Sánchez el director de El secreto de Marrowbone en su estreno en los Cines Capitol de Madrid- El Palomitrón
Sergio G. Sánchez, el director de El secreto de Marrowbone, en su estreno en los Cines Capitol de Madrid- El Palomitrón

Conocidísimo guionista español (concretamente de Oviedo, Asturias), ejemplo de persona que la sigue y la consigue con esfuerzo y talento. Su profesión años atrás como profesor de inglés y camarero no le quitaba hueco para dedicarse a su gran amor, el cine, porque quería dedicarse a crear y dirigir historias. Con todo ello, creó el cortometraje 7373, en el año 2000, origen de la famosa película de J. A. Bayona El orfanato. Sí, hablamos del guionista de las historias de Juan Antonio, del fantástico creador que le acompaña, partícipe de largometrajes de éxito mundial como Lo imposible, El orfanato… Sergio G. Sánchez, que ha cumplido definitivamente su sueño en este 2017: ponerse por primera vez como director de su propio largometraje, dar vida por vez primera a una de sus tantas historias; así, se estrena con su ópera prima, El secreto de Marrowbone.

Guionista de largometrajes de éxito como El orfanato, Lo imposible, Fin, Palmeras en la nieve… Por primera vez, director en El secreto de Marrowbone. ¿Cómo fueron tus comienzos como guionista? ¿Tuviste                     siempre claro que te gustaba escribir historias?

S. G. S.: La verdad es que no siempre lo tuve claro. Mis inicios como guionista fueron un poco accidentados, porque yo lo que de verdad quería hacer era dirigir, pero como nadie me iba a mandar un guion para poder dirigirlo, escribí el mío, y de ahí salió el de El orfanato. Después hice el cortometraje 7337 para intentar hacer la película, pero por azar terminó en manos de J., y por el éxito de la peli me empezaron a llamar solo como guionista, pero siempre lo que quise hacer fue dirigir, porque un guion es un trabajo inacabado hasta que no se cristaliza en imágenes. Ahora por fin he podido contar una historia de principio a fin.

El primer guion que ganó un Goya al Mejor guion original en 2008…

 

S. G. S.: Sí, los premios están muy bien (entre risas), pero antes prefieres hacer otras cosas y esperas el momento.

¿Cómo ha sido tu experiencia tras la cámara como director? ¿Qué has aprendido, qué has echado de menos y a qué dificultades te has enfrentado, con respecto a ser guionista?

S. G.  S.: Ha sido un placer. La escritura es un proceso solitario que siempre es más difícil, y la verdad que llegar a cristalizar en imágenes el guion ha sido un verdadero placer. Además, he tenido la suerte de trabajar con unos actores fabulosos y un equipo técnico maravilloso. Con respecto a lo aprendido, han sido un montón de cosas. Tengo muchas ganas de ponerme a escribir para poner en práctica todo lo que he aprendido.

¿Cómo fue la elección de reparto?

 

S. G. S.: Lo hicimos a través de una directora de casting de Londres, Karen Lindsay-Stewart, y la escogimos porque ella hizo el casting de toda la saga de Harry Potter, por lo que sabíamos que ella iba a tener muy trabajado todo el terreno de actores británicos de entre 11 y 23 años. Fue un proceso muy bonito. Nos tiramos tres meses buscándolos, ya que, por un lado, necesitábamos a unos actores que fuesen ideales para interpretar a Jane, Billy, Jack y Sam (los hermanos protagonistas) y, por otro, necesitábamos que funcionasen como una familia. Vimos muchos actores, y tuve como mil reuniones de casting hasta finalmente a escoger a los elegidos: Mia Goth (La cura del bienestar), Charlie Heaton (Stranger Things), George MacKay (Captain Fantastic) y Matthew Stagg.

En tus historias siempre es muy importante el elemento de la familia. En este caso, el amor que tiene Jack por sus hermanos. ¿En qué te inspiraste a la hora de crear esta historia?

 S. G. S.: Me interesa mucho la creación de la identidad de cada uno de nosotros y los territorios fronterizos, en ese punto en el que la infancia se mezcla con la madurez. Cuando te haces mayor, la parte que continúa del niño que fuiste nunca termina de irse del todo, y en ese territorio se mueve Marrowbone, en el territorio de la penumbra entre la infancia y la madurez y, sobre todo, en los vínculos familiares, la gente que te quiere, la gente que te rodea en la infancia y que termina por formar parte de la persona en la que te conviertes.

También habla la película del miedo, del miedo que tienen los cuatro hermanos, y que el personaje de Allie, interpretado por Anya Taylor-Joy (Múltiple, La bruja) representa para ellos la luz, ¿no? 

S. G. S.: Sí, habla del miedo a la separación. Volviendo al paso de la infancia a la madurez, uno deja de ser un poco niño cuando toma conciencia de la muerte o cuando empieza a tener miedo a la separación de aquellos a los que quiere. El miedo al dolor, a la muerte y a la separación y, por otro lado, el amor que representa la figura de Allie, que es la que ayuda a Jack a superar cualquier dificultad.

A la hora de rodar la película, ¿todo el reparto sabía desde el principio cómo iba a terminar?

S. G. S.: No. En los primeros momentos de prueba no sabían absolutamente nada, porque no quería que los condicionase. Solamente recibieron dos o tres escenas representativas de cada personaje, y ya según iban pasando pruebas les iba desvelando la historia. Cuando ya estaban decididos los actores finales, estos ya sabían toda la historia, a excepción de Matthew Stagg, que es el niño que interpreta a Sam (no le quise contar nada porque no quería que lo pasase mal en rodaje); era un niño muy pequeño que estaba lejos de su casa, 10 semanas rodando una película en una tierra donde no conocía ni el idioma, y me esforcé mucho para que el rodaje fuese para él agradable y se lo tomase como unas vacaciones y no como algo traumático.

La secuencia de Sam en la habitación solo con el armario y el espejo, sabiendo el final de la historia… ¿Cómo afrontas esto frente al espectador?

S. G. S.: Ese momento, sin entrar en spoilers, es uno de los momentos más arriesgados de la película, porque el misterio revelado está delante de tus narices. Pero en cambio, hasta que no llega otra información no llegas a comprender qué es lo que le da miedo a Sam. Entonces en ese momento, a la hora de dirigirle, siempre le hablé de que su personaje tenía miedo a un fantasma que se escondía detrás del espejo, y le dirigía con un micrófono con el que le iba poniendo voces, contando un cuento para sacar la reacción, pero sin que él supiera nada. Hace poco que por fin vio la película y fue muy sorprendente su reacción, porque no tenía ni idea. Era de los pocos que podía ver la película como un espectador neutro.

¿Cómo reaccionó?

 

S. G. S.: Le sorprendió mucho, y desde su inocencia me explicaba el final, pensaba que no lo sabía yo tampoco.

El actor Matthew Stagg y el director y guionista Sergio G. Sánchez de El secreto de Marrowbone- El Palomitrón
El actor Matthew Stagg y el director y guionista Sergio G. Sánchez de El secreto de Marrowbone- El Palomitrón

Una vez que te pusiste a escribir la historia, ¿tenías claro que querías hacer ese final desde el principio?

S. G. S.: Sí; de hecho, era lo único que tenía claro desde el primer momento, junto al punto de partida cuando le conté la historia a mi productora. Cómo y los pasos intermedios todavía no los sabía, y me propuse el ejercicio de escribir tres páginas al día sin miedo hasta llegar a completar un guion. De hecho, llegó un punto en el que entré en una espiral en la que no pude parar de escribir y el tramo final fue casi como una posesión que decidí en un fin de semana, que luego leí el lunes y pensé «¿quién ha escrito eso?». Ese fue el primer borrador, muy burdo, y luego trabajé durante casi año y medio puliéndolo.

Como espectador supongo que te gusta que te descuadren a la hora de ver una película, que haya giros.

S. G. S.: Me gustan mucho las películas puzle. A quien les gusten ese tipo de películas juguetonas les puede gustar mucho. Luego hay otro tipo de espectador, que le gusta jugar al póker con todas las cartas descubiertas, y quizá le cueste más entrar en este universo. Te puedes tomar la película como un juego, sobre todo porque la película tiene un valor (la puedes ver por primera vez sin saber nada e intentando descifrar el misterio), pero luego, una vez que lo sabes todo, si la vuelves a ver, la película se convierte en un retrato psicológico de Jack. Se convierte en una película totalmente distinta en su segundo visionado.

Al tener esta estructura de puzle, te van saliendo piezas que no sabes dónde encajar, pero el segundo visionado está repleto de pequeños detalles en los que te puedes fijar, que son muy reveladores cuando ya te conoces la historia, y te lleva a una compresión muy distinta.

Bayona ha sido el productor ejecutivo, y se nota que en Marrowbone hay esencia suya; por ejemplo, su banda sonora la ha dirigido Fernando Velázquez, compositor habitual de este… ¿Qué ha puesto Bayona en                     Marrowbone?

S. G. S.: J. tiene experiencia como productor, pero ante todo es director, y, además, es un director al que le gusta tener control creativo de todas las facetas de la película. Entonces su misión en esta película ha sido protegerme para darme esa misma libertad que él ha conseguido en sus películas, y ha tenido siempre una posición muy respetuosa y muy prudente, hasta el punto de que le tuve que decir que podía opinar sobre mi trabajo. Bayona me dijo que no me preocupase, que si veía algo que no le gustase me lo iba a decir. No hizo ningún comentario durante el rodaje, y en montaje, cuando le enseñé varias versiones de la película, ya ahí sí que me dio algún consejo. Con respecto a que se parezca a elementos de Bayona, puede que en mis guiones hubiese una pequeña parte mía que aparecía en sus películas.

Está claro que iba a sonar a Bayona, puesto que eres su guionista, pero independientemente de ello, la fotografía, la música nos lo recuerda.

S. G. S.: La fotografía la hizo Xavi Jiménez, que no trabaja con J. pero ha sido su maestro, aunque tienen estilos diferentes. En El orfanato, por ejemplo, todo (excepto los exteriores, que eran en Asturias) se rodó íntegramente en los interiores de la casa, que era un plató. En el caso de en El secreto de Marrowbone fue todo real, en una casa real de Asturias. Intentábamos jugar a que la película fuese todo lo realista posible, para contrarrestar un poco con el punto de fantasía que tenían los chicos en la casa.

El productor J. Bayona, el actor Matthew Stagg y el director y guionista Sergio G. Sánchez de El secreto de Marrowbone en su estreno en los Cines Capitol de Madrid- El Palomitrón

¿Cómo comenzó tu relación con Bayona?

 

S. G. S.: En el Festival de cine de Alcudia, que es un festival de cortometrajes en Mallorca, yo llevé mi corto 7337 y Bayona estaba de jurado. Vio el cortometraje, le gustó mucho y empezamos a hablar, porque él tenía un proyecto de una película de terror en la que estaba buscando guionista. Ya tenía a Rodar y rodar y Guillermo del Toro para producirle. Entonces de primeras me preguntó si podría escribirle la historia. Le enseñamos el guion de El orfanato como una muestra de mi trabajo para que me encargasen la adaptación del trabajo que quería hacer J. Entonces les gustó mucho el guion y propuso hacer ese. En ese momento yo estaba de profesor de inglés y poniendo copas en un bar, así que la posibilidad de, por fin, trabajar en algo relacionado con lo que me gustaba me pareció bien, y enseguida me fui a Barcelona, reescribí el guion para adaptarlo a lo que a Bayona le interesaba más y estuve también en el rodaje aprendiendo un montón de verle trabajar.

Juegas mucho entre la realidad y la fantasía, que es lo que despista al espectador hasta su final, y junto a ello introduces el miedo. ¿A qué dirías que le tienes miedo?

S. G. S.: A mí lo que más miedo me da, como lo que tienen los personajes de la película, es el miedo a la separación, el miedo a la pérdida de mis seres queridos. Hay una secuencia muy al principio de la película, cuando la madre traza una línea en el suelo y dice: «A partir de este momento, el pasado se queda atrás», que al final se repite (de una forma distinta). Este momento del traspaso del umbral de forma consciente y ese territorio fronterizo entre la realidad y la ficción, entre lo vivido y lo soñado, entre la vida y la muerte, entre la infancia y la madurez… ese territorio de penumbra es una zona que me gusta mucho, y me gusta siempre ambientar ahí mis historias. Hay un miedo que tienen los personajes a fantasmas; algunos reales y otros no tanto.

También trata del tema de la huida.

 

S. G. S.: Sí, la huida pero sin poder dejar; el deseo de poder dejar cosas que nunca puedes dejar atrás del todo. Estos chicos van a Inglaterra desde Estados Unidos alejándose de su pasado, pero saben que su pasado les va a terminar encontrando. Cuando las cosas se complican, hay algo que se queda atrás, pero nunca lo van a olvidar. El tema de la película es el hogar; la casa es un personaje más: hay una casa dentro de una casa, dentro de otra casa. Esta es la estructura de círculos concéntricos que tiene la película. Los chicos llegan a Marrowbone y dentro construyen su fortaleza, que es donde custodian el relato que escribe Jack, el último reducto, que es aquel que puede guardar todo sin que nadie se lo quite nunca.

Participa la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias y el rodaje es en Oviedo, Pravia, Navia… ¿Tenías claro que la primera película como director la querías hacer en tu tierra, Asturias?

S. G. S.: Sí, pero no tenía claro que lo fuese a conseguir. Como habla la película del lugar, hay un intento de suspensión de la infancia, del recuerdo más idealizado de la infancia, y para mí era importante llevarme la localización de la película a un lugar que tuviese ese significado para mí. Poder rodar la película en Asturias fue un lujo; de hecho, la biblioteca de Allie está justo enfrente de donde yo nací. Todos los lugares que aparecen son los lugares donde transcurren mis recuerdos de la infancia. Desde ese ángulo siento la película muy personal.

¿Qué tal la respuesta de la gente y de la crítica?

 

S. G. S.: Estuvo en Toronto primero, luego San Sebastián, Sitges, Asturias, Madrid… Por ahora con el público muy bien, y muy bien cuanto menos sepan ya no solo de la película, sino de lo que van a ver y de quién está detrás. Con la crítica hemos tenido de todos los colores. La primera crítica, que la hizo The Hollywood Reporter, era maravillosa, pero ha habido de todo, desde los que les gusta (hasta cierto punto, en el que creen que se descarrila) hasta los que la han odiado profundamente.

Tanto como odio, pero hemos escuchado el nivel de encanto y otro nivel, el de gente que no está contenta por su final.

S. G. S.: No tengo del todo claro que la gente que habla mal de la película la haya entendido del todo. La película tiene como cuatro y cinco giros, y creo que la gente se queda con el giro cuatro y no con el cinco, que para mí es el más importante de todos, porque en realidad puedes volver a ver la película por segunda vez sabiendo cuál es el misterio y todo te encaje por una serie de detallitos que he dejado ahí plantados.

¿Qué futuros proyectos tienes?

 

S. G. S.: Tengo dos proyectos: uno de una película y uno de una serie, pero ahora mismo todavía no puedo revelar nada, aunque espero que este verano que estén sonando de nuevo las claquetas.

Tras esta interesante charla con Sergio, un profesional de tanto nivel, os animamos a todos a que veáis su película y que la revisionéis los que ya la hayáis visto, para así descubrir y contrastar el misterio desvelado, El secreto de Marrowbone.

María Páez

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Periodista que considera que para ser una verdadera cinéfila tienes que ser una 007, con licencia para devorar todo el cine. Eso sí, prefiero quedarme atrapada en una cueva con Michael Myers, el payaso de It, Chucky, y la niña de El exorcista que en un palacio con princesas de cuento.