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Crítica de Tokyo Ghoul re 07 destacada - el palomitron
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CRÍTICA DE TOKYO GHOUL:RE 07

Crítica de Tokyo Ghoul re 07 Arima - el palomitron

Tokyo Ghoul:re llegaba al ecuador de su primera temporada con un capítulo que cerraba casi por completo el breve arco de la subasta. Un episodio que explotaba —o, al menos, lo intentaba— la locura de Takizawa y el enfrentamiento de éste contra Haise Sasaki. La dualidad Kaneki-Sasaki pareció estar más desdibujada que nunca, y más aún con la irrupción de la ya no tan pequeña Hinami. Pierrot tuvo la oportunidad de resarcirse en uno de los mejores momentos de lo que llevamos de serie pero, una vez más, fracasó. Porque no es suficiente con utilizar el maravilloso tema ‘Unravel’ de Kitajima Toru.

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Si apelo a ‘Unravel’ es inevitable rememorar el uso que este mismo estudio le dio en el capítulo 12 de Tokyo Ghoul. Ambos capítulos guardan un nexo en común, la locura y el dejarse abrazar por algo o alguien. Takizawa ejerce de Jason, mientras que los susurros de Kaneki a Haise son la analogía de los de Rize a Kaneki. Salvando las más que obvias distancias, son encuentros que guardan cierto paralelismo y simbolismo. Sin embargo, Pierrot sí supo conjugar la canción a las circunstancias dejando entrever cierta armonía. Una consonancia que, desde luego, resulta muy difícil atisbar en esta ocasión. Porque por muy emblemática que sea una melodía, poco puede hacer frente un desarrollo atropellado y sin sentimiento.

Derechos de posesión

Tokyo Ghoul:re 07 comienza con el sonido de las notas de un piano entremezclándose con los firmes pasos del shinigami de la CCG, Kishou Arima. En actitud de verdugo se detiene delante de Hinami. Su mirada es gélida e impasible, pero en sí misma es capaz de responder a la pregunta de Sasaki: «¿Puedo quedarme sus derechos de posesión?». La sonrisa de Haise le delata; el anhelo de descubrir más acerca de aquel que llaman Ken Kaneki.

Crítica de Tokyo Ghoul re 07 Amon - el palomitron

El asalto a la subasta ha concluido y la dirección aprovecha el informe de Akira Mado para recapitular. Se destaca la importancia del escuadrón Quinx en la operación, indispensables para el éxito de la misma. El reencuentro entre la propia Mado y el que una vez fuera su compañero, Seidou Takizawa, aviva una llama en el corazón de la joven inspectora. Una llama que intenta mitigar con el escepticismo, pero que arde con fuerza al pensar en la posibilidad de que Koutarou Amon puede seguir con vida. Una reflexión que incita al espectador a pensar en ello también, ya que se muestra el perfil de un hombre encapuchado muy similar al extinto inspector tras un reguero de cadáveres del Aogiri. Una suposición para nada descabellada teniendo en cuenta el destino actual de Takizawa.

Reconocimientos y confraternidad 

A partir de este momento del metraje, Pierrot opta por alternar entre distintos sucesos del manga a placer, alterar diversos elementos de la obra original, ralentizar el ritmo en momentos donde es totalmente innecesario y obviar por completo el paso del tiempo en la serie. Así pues, asistimos a la ceremonia de condecoración donde muchos de los presentes en la operación de la subasta reciben un aumento de rango como recompensa. Grado alto Sasaki, grado uno Urie y Mutsuki, grado dos Shirazu y Saiko, grado especial ayudante Akira Mado y grado especial Juuzou, entre los más destacados. El paso del tiempo en la obra de Sui Ishida es claro, pasan meses desde el fin de la subasta y la ceremonia. El pelo blanquecino de Sasaki comienza a oscurecerse en mayor medida y sus flashbacks y dolores de cabeza son recurrentes. Detalles que la adaptación muestra ligeramente pero que no matiza en ese espacio temporal tan importante como necesario.

Crítica de Tokyo Ghoul re 07 Haise Sasaki - el palomitron

Tras el evento de la ceremonia, Haise ejerce de anfitrión en la celebración de una cena entre los Quinx, Akira Mado y Arima. A pesar de contar con un motivo de celebración y número de asistentes que difieren respecto los de la obra original, esta parte del metraje busca enfatizar algo más en los personajes y sus vínculos; ahondar mínimamente en su vida privada más allá de sus desoladores trabajos. Algo cuya valoración es positiva, pero que desde la dirección quizá se haya extendido demasiado de forma artificial, con palabras y gestos inocuos carentes de sentido. Como, por ejemplo, el recurso cómico en manos de Arima, un personaje que no encaja en este registro.

Los ecos del pasado más tangibles

La cena termina y el plano se cierne sobre un Haise Sasaki reflexivo en su escritorio. Alguien envía una máscara a la residencia de los Quinx y deja una novela en el buzón. Se trata de la máscara de Ken Kaneki y ‘El McGuffin del hombre ahorcado’ firmado por Sen Takatsuki y con dedicatoria a Kaneki. Dos elementos asociativos al antiguo «Yo» de Haise, ese peligroso cíclope tan temido y querido a su vez. Componentes de un rompecabezas que poco a poco va cogiendo forma. Aunque una vez completo quizá sea demasiado tarde, al menos para Haise. Los momentos de introspección del ya inspector de grado alto se trasladan a la cafetería :re, donde comparte algo más que el buen gusto por el café con los allí presentes —aunque él no lo sepa—. Tras su marcha del lugar, el espectador puede entrever algún tipo de plan oculto alrededor de Ken Kaneki, un propósito que parece diferir entre Uta —miembro de los Payasos—, Yomo y Touka.

Crítica de Tokyo Ghoul re 07 máscara - el palomitron

El estudio nipón vuelve a tirar de inventiva en los últimos derroteros del episodio. Visiones del antiguo «mentor» y hogar de Ken Kaneki contrarrestan con la visión real de los hechos, un solar completamente desierto. Por otro lado, Urie es espectador de una escena que no sucede como tal en la obra original y que ha sido modificada. La entrada de Shirazu en una habitación de hospital donde reposa una joven en estado vegetativo y con una extraña deformidad. Haru, así es como se llama, es la hermana del joven inspector y la razón principal por la que éste se sometió a la cirugía Quinx.

Tokyo Ghoul:re 07 termina ofreciendo un pequeño avance de lo que está por venir, la aparición de otro viejo conocido. Shuu Tsukiyama. Los esfuerzos de Kanae y su familia por ofrecerle alimentos de calidad y lograr que se recomponga de su deplorable estado actual parecen ser el hilo conductor hacia el siguiente arco de la producción. En general, el séptimo episodio de Tokyo Ghoul:re 07 no ha funcionado correctamente en términos de eficiencia y eficacia. Personalmente, he perdido la fe en el trabajo de Pierrot relacionado con la acción, pero mantenía ciertas esperanzas en otros momentos, esos donde hay espacio para explorar a sus personajes. El estudio no es capaz de encontrar el ritmo, ese timing tan necesario para que exista equilibrio y se cree un producto sólido. Tokyo Ghoul:re se atropella a sí mismo en las partes de acción y se duerme en las de transición. Ya no hay ‘Unravel’ que valga.

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Edu Allepuz

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.