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RICKI

 

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Descubrir que una nueva película de MERYL STREEP llega a las carteleras es siempre una buena noticia, pero si además encontramos a una MERYL STREEP enfundada en unos sensuales pantalones de cuero, ya estamos hablando de otra cosa. Y de lo que hablamos es de RICKI, el papel más rockero y salvaje de la veterana actriz. La nueva película del director JONATHAN DEMME (PHILADELPHIA, EL SILENCIO DE LOS CORDEROS) llega a las carteleras el viernes 28 de agosto y aporta una visión amable acerca de la madurez, la maternidad y, sobre todo, de la eterna lucha por conseguir nuestros sueños. Con un guión poco arriesgado por parte de la oscarizada DIABLO CODY (JUNO), RICKI es un soplo de aire fresco (aunque moderado) a las comedias sobre el paso del tiempo y los dramas familiares.

Tras una fantástica secuencia de inicio encontramos a Ricki Randazzo (MERYL STREEP), una guitarrista de rock que todas las semanas se sube junto a su banda THE FLASH al escenario de su bar de siempre en Tanzana (California) dispuesta a versionar clásicos e interpretar temas más actuales. Tienen un público fiel, aunque escaso y de lo más variopinto. Desde hace años vive separada de sus tres hijos ya mayores, pero un día su exmarido solicita su ayuda. Le pide que vuele a Indianápolis para apoyar a su hija mayor, Julie (MAMIE GUMMER) quien acaba de ser abandonada por su marido. Cuando Ricki vuelve a casa descubrirá que sus errores del pasado permanecen grabados para siempre.

 

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Con esta premisa MERYL STREEP construye un personaje lejos de ser plano. La esencia de la película, como no podía ser de otra manera, es STREEP, esa actriz capaz de dar vida de forma sobresaliente a cualquier papel que se proponga. Pero en RICKI además es capaz de dar vida a una mujer llena de aristas y particularidades. Ricki podría rozar lo esperpéntico, buscar el humor fácil o vulgar, pero en lugar de eso encontramos a un personaje que no es polar ni se pierde en previsibles escenas lacrimógenas. Su actitud es constante y sabe hacer reír incluso cuando todo se desmorona disfrutando del papel como una niña pequeña. El plano interpretativo es lo más destacable de esta película, ya que el guión de CODY deja poco margen a algo más imaginativo. La historia fluye pero lo hace de forma lineal y sin altibajos. Sobre todo es de agradecer el tono pícaro, sin caer en el lado ñoño de las cosas.

Pero sin duda, uno de los mayores atractivos de RICKI es el tándem protagonizado por STREEP y su hija (en la vida real y en la ficción) MAMIE GUMMER. La conexión entre ambas es tal que cuesta discernir entre una escena doméstica en casa de los GUMMER-STREEP y la película de JONATHAN DEMME. GUMMER demuestra no solo ser la hija de, es una actriz solvente: gris cuando tiene que serlo y atrevida cuando el guión así lo requiere. Junto a ellas encontramos a KEVIN KLINE y RICK SPRINGFIELD dando la réplica masculina a STREEP con solvencia.

 

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Madre e hija no pueden disimular la química existente entre ambas actrices

 

Pero la comedia también deja espacio para la crítica política y social. CODY en su guión nos presenta a una mujer que pese a su actitud transgresora se declara abiertamente conservadora y votante del Partido Republicano y de los BUSH en al menos dos ocasiones. Su primeras palabras en el filme son «soy una chica americana y estoy orgullosa de ello», en un claro guiño a la canción de TOM PETTY titulada AMERICAN GIRL. Pero más allá de orientaciones políticas, sorprende su carácter rebelde y socarrón en oposición a su clara homofobia no declarada cuando conoce al nuevo novio de su hijo. Pero, finalmente aprende la lección: él ha nacido gay del mismo modo que ella ha nacido «Ricki». También hay tiempo para hacer reflexionar al público sobre el rol que se le presupone a una mujer a lo largo de su vida. Ricki protesta por ser considerada mala madre mientras que un hombre que hubiese cometido los mismos actos que ella hizo en el pasado no sería un mal padre, sino simplemente un padre más. Este discurso le sirve para hacer apología una vez más de la importancia de perseguir nuestros sueños, aunque en el fondo lamente haber tenido que dejar su vida familiar atrás para conseguirlo.

La selección musical es, sin duda, un delicioso telón de fondo a todas las tramas, y los acordes de Ricki y su banda THE FLASH se cuelan sutil y acertadamente entre cada una de las etapas de crecimiento personal de la protagonista. Así, llegan a sonar clásicos como EDGAR WINTER de forma intercalada con LADY GAGA o PINK. Incluso oímos temas del mismísimo BRUCE SPRINGSTEEN en la escena final, en una emocionante a la par que previsible baile coral.

Con todo esto podemos afirmar que RICKI no es una comedia al uso, aunque se le parezca. Parte de numerosos lugares comunes y estereotipos pero cuenta con la astucia y el equipo artístico y técnico suficiente para saberse hacer valer a través de los matices. Es posible que el grupo formado por Ricki y The Flash nunca se convierta en una banda rock de éxito, pero da a su protagonista lo que siempre ha perseguido en la vida, que no es otra cosa que la felicidad. Y a fin de cuentas, de eso trata la película.

 

 

LO MEJOR

  • MERYL STREEP en sus mil y una facetas.
  • El dúo interpretativo formado por STREEP y su hija en la vida real, MAMIE GUMMER.
  • La selección musical

LO PEOR

  • Miedo a arriesgar en el guión.
  • Final previsible aunque bien ejecutado.

 

 

Noelia Salcedo

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