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CRÍTICA: LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS

Lo que hacemos en las sombras

 

¿Los vampiros comparten piso entre ellos o simplemente viven en cuevas, o cementerios en los que duermen en el interior de sus ataúdes plácidamente?, o ¿quizá en esos lujosos castillos que están a lo largo de una cima? ¿Hacen las labores del hogar (fregar los platos, pasar la aspiradora…), o solamente se dedican a chupar sangre y dormir? Estos interrogantes quizá nunca se nos hayan pasado por la cabeza pero tras ver el tema que trata la nueva película neozelandesa de los directores, y además intérpretes de la misma, TAIKA WAITITI (BOY) y JEMAINE CLEMENT (como actor en HOMBRES DE NEGRO III) LO QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS, se nos pasen todas estas preguntas por ella.

Esta cinta trata de tres vampiros (Viago, Deacon y Vladislav) que comparten piso en Wellington, la capital de Nueva Zelanda (único lugar en el que habitan los de su especie, algunos licántropos y zombies) y un cuarto que habita en el sótano (Petyr). Se unirá a ellos un quinto (Nick) que será convertido por Petyr en vampiro y tendrán que enseñarle cómo ser uno de ellos. A cambio, éste ayudará a que comprendan a los humanos e incluso los pondrá a prueba llevando de visita a una persona (Stue).

Estos vampiros harán todo lo posible por adaptarse a la sociedad moderna que les rodea: pagar el alquiler, fregar los platos, hacer fiestas en casa, navegar por Internet, reuniones para repartirse las tareas del hogar… Miles de situaciones que los mortales hacemos en nuestro día a día y que verlas adaptadas a vampiros es una original y divertida idea.

Lo que hacemos en las sombras

 

Sus protagonistas son esencia pura y parte pieza imprescindible para que este largometraje sea tan grande. Y es que relucen y se creen su personaje en todo momento: Vladislav es JEMAINE CLEMENT (RÍO 2), tiene alrededor de 800 años, es el más poderoso de todos y con ‘poderes hipnóticos’ que está frustrado desde que la ‘Bestia’ le derrotó. Viago es un vampiro de unos 400 años que acabó en Nueva Zelanda por seguir hasta allí a su primer amor, una chica humana. Éste es el más coherente y centrado de toda la casa, el que quiere tener todo reluciente y las tareas hechas, y es interpretado por TAIKA WAITITI (LINTERNA VERDE). Deacon encarnado por JONATHAN BRUGH (EL TIEMPO DE NUESTRAS VIDAS), es el más joven de todos, con 183 años. Deacon es el que siempre la lía por donde pasa. El mayor del grupo y el que más intimida es Petyr, el más solitario, tiene 8.000 años y recordará por su apariencia física al vampiro de 1922 de F. W. MURNAU, Nosferatu (versionado con un toque cómico por sus gestos a veces de bobo y sus dientes alargados y hacia fuera). Éste es interpretado por BEN FRANSHAM (30 DÍAS DE OSCURIDAD). Completa el grupo Nick, que es CORI GONZALEZ-MACUER (EAGLE VS SHARK), el recién estrenado vampiro al que no le queda más remedio que serlo y que llevará a su mejor amigo a conocer a todos, Stu, que es STU RUTHERFORD (BOY), el humano, antes de todo informático, que caerá muy simpático entre los vampiros y será uno más del grupo.

El largometraje está planteado como un falso documental muy logrado que introduce la presentación de sus personajes, sus testimonios, y lo que les sucede día a día en su rutina. Está tan conseguido que si no supieras que realmente los vampiros no existen podría pasar por algo real, por un auténtico reality show.

El guión, escrito también por los directores e intérpretes de la cinta, es un giro por completo de miles de largometrajes que ya se han hecho con estos personajes, en los que se han enfocado en historias de terror (DRÁCULA, ENTREVISTA CON EL VAMPIRO), de acción (UNDERWORLD), de amor (SAGA CREPÚSCULO), pero nunca antes con esta cómica trama con la que no parar de reír.

Lo que hacemos en las sombras

 

WAITITI y CLEMENT han tenido la genial idea de convertir las típicas narraciones de estos chupasangres en algo divertido, un vehículo para reírse de los tópicos de los vampiros y sus enfrentamientos con hombres lobo y zombies. Entre esos tópicos está el cómo ir a por sus víctimas para llevarlas a casa y beber su sangre (y claro todo esto sin que se manche el sillón con cuidadito), o ver como no sale tan bien cuando les muerden el cuello, ya que estamos acostumbrados a ver en las películas en la que estos personajes elegantes y sigilosos comen el cuello a su víctima. Aquí se verá lo contrario, como muerden en la vena equivocada y hacen un río de sangre que va a todas partes, ensucia todo y no es nada sexy. Otros momentos serán los juegos que se traen al no verse reflejados en los espejos y las discusiones entre compañeros, ya que no son discusiones entre humanos, aquí vuelan, se sacan los colmillos y luchan por el cielo transformados en murciélagos. Escenas y situaciones que también son dadas en la vida real, la vida de los humanos (acabar en un bar solo con tu grupo de amigos bailando, regañar por ver quién friega los platos, pasar la aspiradora…) dando ritmo y diversión al largometraje.

Recomendada para todo tipo de público (a quien le guste y a quien no los vampiros) y al que quiera ir al cine a reír durante y tras salir de la sala. Esta comedia con toques de humor negro será efectiva y agradará a todos. Y es que ya se ha llevado el Premio del Público en el Festival de Sitges 2014 y el de Mejor Película (Midnight Madness) en el de Toronto 2014 y razones no les faltan. Ver que no hay nada de glamuroso en la vida que nos imaginábamos de estos seres, donde la delicadeza brilla por su ausencia y ser gansos y torpes son sus calificativos más fieles, harán aun más que el espectador les coja cariño.

Una hora y media en la que aparcar el mundo exterior y en el que los vampiros que normalmente están escondidos en las sombras ocultando su vida nos dejan entrar en ella. Eso sí, con una condición: Que tras ver la cinta todo lo visto se nos olvide como si de una técnica de hipnosis se tratase.

 

LO MEJOR:

  • El reparto.
  • Guión original y cómico.
  • Día a día de los vampiros (tareas cotidianas hechas por vampiros).
  • Escena reflejo en el espejo y fiestas.

LO PEOR:

  • No verla con sentido del humor.

 

María Páez

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Periodista que considera que para ser una verdadera cinéfila tienes que ser una 007, con licencia para devorar todo el cine. Eso sí, prefiero quedarme atrapada en una cueva con Michael Myers, el payaso de It, Chucky, y la niña de El exorcista que en un palacio con princesas de cuento.