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CRÍTICA: LA VERDAD DUELE

 

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PETER LANDESMAN ha firmado su segundo largometraje, LA VERDAD DUELE, una cinta que te atrapará por su premisa científica durante los primeros minutos pero que pronto te abandonará para pasar a cuestiones más intrascendentes. No es que la conspiración de la Liga Nacional de Fútbol contra el doctor OMALU no interese, sino que lo que han contado y cómo lo han contado no aporta ninguna novedad. WILL SMITH defiende con esfuerzo un trabajo que le acerca a la primera línea interpretativa pero que se diluye en una película tan carente de ritmo como lineal.

Producida por el mismísimo RIDLEY SCOTT, cuenta la historia del doctor Bennet Omalu, un neuropatólogo forense que descubrió el síndrome post conmoción cerebral, una patología que ciertos exjugadores de fútbol americano desarrollan tras años de exposición a esta práctica. La LIGA NACIONAL DE FÚTBOL intentó silenciar este descubrimiento pese al aumento de suicidios por parte de los futbolistas que la desarrollaban.

 

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Así es cómo PETER LANDESMAN (PARKLAND) decide partir de una buena historia (basada en hechos reales) e inspirada en un artículo de JEANNE MARIE LASKAS y la convierte en algo plano y casi sin matices. Porque lo verdaderamente interesante de la película, lo que es el propio trastorno cerebral y su descubrimiento, rápidamente pasa a un segundo plano para convertirse en un thriller al uso en el que un importante organismo hace lo imposible por aplastar a nuestro héroe, pero en su versión más aburrida. No ayudan las tramas familiares, en las que la narración pierde ritmo. GUGU MBATHA-RAW parecía una buena partenaire de SMITH, pero finalmente el retrato de su personaje queda relegado a la eterna escucha y nunca es llevado a la acción.

WILL SMITH no logra levantar con su interpretación la cinta, pese a su palpable trabajo de fondo para dar vida al doctor nigeriano BENNET OMALU. Es destacable su esfuerzo al adoptar un acento extranjero que al principio nos impactará. Junto a él, otras más que aceptables actuaciones: la de ALEC BALDWIN como una cara amable auxiliar y la de ALBERT BROOKS, quien ejecuta a la perfección su papel de mentor. Pero el trabajo de WILL SMITH se deshace en una construcción del personaje estereotipada donde los buenos como él son demasiado buenos, y los malos, los de la NFL, son muy malos, sin matices. Los directivos de la importantísima corporación son retratados como una especie de hombre del saco que no dudarán en hacer sufrir despiadadamente a nuestro protagonista mediante amenazas. Es de agradecer que LANDESMAN rescatara esta historia y que se atreviese a enfrentarse a uno de los grupos con mayor poder e influencia de Norteamérica como es la NFL, pero ni la crítica queda clara ni el efecto se ha conseguido con certeza.

Parte de esta falta de profundidad se debe a su clímax diluido. LANDESMAN desarrolla una historia que pretende intrincarse más y más pero que, en realidad, apenas logra avanzar, por lo que, una vez llegado el desenlace, apenas percibimos la tensión necesaria para implicarnos en la trama y sufrir con el doctor Omalu. Además, supone un tremendo error presuponer que el espectador es incapaz de entender el componente científico. En lugar de explicarnos y, quizá al fin, sumarnos a la causa, su director prefiere ilustrarnos con una serie de planos en los que el protagonista parece haber descubierto algo asombroso y que tardaremos en conocer: los efectos de la conmoción cerebral. Precisamente «conmoción cerebral» es la auténtica traducción de CONCUSSION, el nombre en inglés de la cinta y que tan desaprovechado ha sido en nuestro país en favor de LA VERDAD DUELE, más propio de una comedia romántica.

 

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LA VERDAD DUELE habla de tantos temas que al final lo hace con torpeza. Retrata el acérrimo sentir religioso de la comunidad africana en ESTADOS UNIDOS, habla de su abnegado protagonista pero, sobre todo, habla del sueño americano. Se repite por enésima vez el eterno cliché y WILL SMITH queda lejos de hacerse con el Globo de Oro al mejor actor protagonista en drama en la pasada edición, al repetir el estereotipo del inmigrante ejemplar que ve peligrar su permiso de residencia.

Con todo, es cierto que la cinta nos deja con la sensación de que podríamos haber recibido más (al menos lo que se esperaba de ella). Pero LA VERDAD DUELE no es la bien valorada EN BUSCA DE LA FELICIDAD, ni SMITH es un vigoroso MUHAMMAD ALI en esta ocasión. Muchas vueltas para llegar a una misma idea, y es que la verdad ni duele ni convence.

 

 

LO MEJOR:

  • La película parte de una historia interesante.
  • El destacable trabajo de WILL SMITH.

LO PEOR:

  • Thriller lineal.
  • Tramas secundarias innecesarias.

 

 

Noelia Salcedo

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