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Crítica de Golden Kamuy 05 destacada - el palomitron
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CRÍTICA DE GOLDEN KAMUY 05

Crítica de Golden Kamuy 05 Shiraishi - el palomitron

La obra de Satoru Noda está más presente que nunca gracias al trabajo de Geno Studio. Tal y como comentábamos hace unas semanas puede que el punto fuerte de esta adaptación no sea especialmente la animación —sobre todo por la mala implementación del CGI— pero lo que nos dejaron totalmente claro fueron sus intenciones narrativas. El dúo protagonista ya está en marcha y el tesoro está deseando ser encontrado. Un camino a través de las tierras de Hokkaidō cuyos pioneros serán Asirpa y Sugimoto. ¡La carrera por el oro ha comenzado!

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Los compases finales del episodio de la semana pasada mostraban a un solitario Sugimoto en las calles de Otaru. La solemne decisión de abandonar la aldea de Asirpa en medio del silencio de la noche en pos de la seguridad de la joven Aynu humanizaba todavía más al personaje. Un hombre que ante las adversidades se crece, que es capaz de desafiar a la propia muerte y ganarle el pulso. Pero también, un hombre que sin la compañía de Asirpa se siente, en parte, perdido. Así es cómo la séptima división capitaneada por Tsurumi logra darle caza y tentar a su suerte una de tantas veces más.

El plan de huida

Con la inestimable ayuda de Retar, Asirpa localiza por error a Shiraishi, el fugitivo conocido como ‘El rey de la huida’. Sus habilidades para rescatar a Sugimoto tienen un precio, una parte del tan preciado oro Aynu. Tras sellar el pacto y atisbar una vez más la noble motivación de la joven, el plano se cierne sobre la oscura habitación donde Sugimoto se encuentra retenido. Con sendos síntomas de apaleamiento mutuo entre los gemelos de la séptima división y ‘el Inmortal’, éste último se encuentra en una encrucijada. Puede que haya agotado las últimas balas de la recámara. El valor de su vida se reduce en las pieles de los fugitivos y su conocimiento sobre las mismas, en cuanto ese valor se evapore está perdido. Sin embargo, la inesperada entrada del contorsionista Shiraishi vuelve a cambiar las tornas a su favor.

Crítica de Golden Kamuy 05 Tsurumi - el palomitron

Ahora Sugimoto está libre de ataduras y preparado para luchar. Reniega de sus impulsos más primarios y decide actuar de manera inteligente para aumentar las posibilidades de salir del cuartel con éxito. Sabe que vivo sigue teniendo valor para Tsurumi, por lo que traza un plan que lleva a la muerte de uno de los gemelos. Una vez fuera, se libra de los hombres que le retienen y emprende una huida en carruaje digna de película Hollywoodense. El perspicaz capitán de la séptima división no tarda en darse cuenta y salir tras sus pasos de forma rauda. Comienza una persecución bajo la cálida luz de la luna y la gélida nieve de Hokkaidō donde emerge la figura de Asirpa como si se tratara de la mismísima Artemisa de la mitología griega, marcando con su arco y flechas el final de la misma a favor de su querido sisam.

La formación de la trinidad del humor

Tras la tormenta llega la calma, el sosiego. Así es como Golden Kamuy 05 termina con la huida de Otaru y vuelve a juntar al dúo protagonista con la naturaleza como escenario y un espectador más. La misma naturaleza que les unió y les ha visto crecer como «pareja». Tras el pacto entre Asirpa y Shiraishi, parece que la dupla original va a convertirse en un triunvirato. Un trío de personalidades tan dispares como peculiares. Una trinidad dispuesta a ofrecer momentos de acción, supervivencia y humor de manera casi equitativa.

Crítica de Golden Kamuy 05 Asirpa - el palomitron

Las noches son frías y duraderas, por lo que el nuevo trío calavera se ve obligado a refugiarse al son de las reconfortantes llamas de la hoguera. Momentos de paz y sosiego, de chascarrillos, aprendizaje culinario y fortalecimiento de vínculos. Esos momentos que tanto brinda Golden Kamuy y que elevan a sus protagonistas. Instantes que no necesitan de violencia gratuita o una trepidante acción para funcionar eficazmente. Tan solo Asirpa probando accidentalmente el miso —osoma para ella— y diciendo hinna, hinna al unísono es suficiente para que el grupo se sienta vivo.

Aires de revolución   

Uno de los puntos fuertes de Golden Kamuy recae sobre su elenco protagonista. En tan solo cinco episodios el espectador ya ha podido comprobarlo en primera instancia. Pero, la serie no se olvida del resto de personalidades y poco a poco va trazando un viaje repleto de rutas y bifurcaciones que tarde o temprano terminarán por unir todas las piezas del carismático elenco. Así pues, el capítulo dedica parte del metraje en conocer algo más a Hijikata y sus aspiraciones. El demonio del Shinsengumi se reúne con un antiguo conocido, Nagakura Shinpachi, antiguo capitán y mejor espadachín del Shinsengumi. En pocos minutos el espectador presencia cómo se las gasta este demonio de edad longeva pero espíritu jovial. En cuestión de un mísero pestañeo es capaz de eliminar elegantemente y sin sobreesfuerzos a una multitud de hombres armados. Toda una declaración para todo aquel que no sea partidario de colaborar con él. Hijikata ha movido ficha y poco a poco va engrosando las filas de su pequeño grupo en búsqueda de un fin mayor que el oro. Aires de revolución azotan las gélidas corrientes de Hokkaidō, una rebelión de espíritu independentista.

Crítica de Golden Kamuy 05 Hijikata - el palomitron

Retazos de la cultura Aynu se manifiestan en los últimos compases del episodio. Mientras Asirpa y Sugimoto transitan el páramo nevado en busca de alimento, la serie dedica un breve espacio para ilustrar la concepción del ciervo o yuk dentro de su cultura. Creencias con un fuerte componente espiritual y de divinidad que ayudan a seguir enriqueciendo el ya de por sí opulento clima cultural que rodea la obra. La entrega de esta semana termina ofreciendo un adelanto de lo que está por venir, el regreso del militar de la séptima división descendiente de una larga estirpe de cazadores, Tanigaki. Un hombre aún herido por la feroz lucha con Retar que encuentra y forma dupla con el legendario cazador Nihei Tetsuzou. Dos hombres de instinto depredador encaprichados y cegados por el majestuoso blanquecino pelaje del último lobo de Hokkaidō.

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.