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CRÍTICA: AMY

Polémico, apasionado, incorrecto, sensible, emocionante. Así es AMY, el sonado documental de la mano del director ASIF KAPADIA que se estrenó el pasado día 3 de Julio en Reino Unido, exactamente igual que era ella.  Cuatro días después de su estreno ya había batido todos los récords de taquilla, superando a las películas más comerciales. Los británicos no olvidan a su diva al igual que millones de seguidores de la cantante por todo el mundo. Si creen que saben quién era Amy Winehouse, están equivocados. Los fans más incondicionales se reencontrarán con su ídolo y el resto de los mortales descubrirán la pura verdad a través de un material muy personal, muy íntimo y exclusivo de la vida de la cantante.

ASIF KAPADIA es un director, escritor y productor británico especializado en dibujar profundos retratos de personajes complejos. Tiene a sus espaldas quince nominaciones y diecinueve premios entre los que está el Premio BAFTA a Mejor Documental por SENNA (2010), cinta que explora la vida del piloto de F1 brasileño Ayrton Senna. La familia Winehouse había recibido numerosas propuestas para hacer un documental sobre la vida y el trabajo de la británica, pero no fue hasta que los productores de SENNA tocaron a su puerta cuando se decidieron. Convencidos de que sería una forma de hacer un homenaje a su música con ‘sensibilidad y honestidad’, cedieron al director cada cinta casera, cada imagen, cada fotografía y cada grabación  que encontraron. A todo esto hay que sumarle el magnífico trabajo de documentación que muestra momentos detrás de las cámaras en los premios Grammy, o en la grabación del tema que cantó con Tony Bennet. Incluso fragmentos del cuaderno de notas, el rincón donde la artista se inspiraba. Mensajes de contestador de sus amigos de la industria, llamadas de teléfono de sus amigos de toda la vida. 

Tiempo antes Mitch Winehouse, el padre de Amy, había movido sus hilos para poner en marcha un biopic sobre la vida de su hija que finalmente llegaría sin su consentimiento en 2012 con FALLEN STAR, a la que calificó de basura. Ningún biopic podría haber sido mejor retrato que el documental al que tenemos la suerte de asistir, porque no hay personaje tridimensional mejor que la señorita Winehouse; Cruel y cariñosa, inocente y destructiva, infantil y promiscua, imposible de dominar y vulnerable. Todo al mismo tiempo. Así describen a la cantante los familiares y amigos que fueron entrevistados durante horas para la realización del documental. Unos testimonios llenos de brutal sinceridad y confesiones dolorosas para el espectador en ocasiones. Testimonios llenos de impotencia y de resignación, y de un profundo dolor por parte de los que realmente la conocían y que ahora quieren presentárnosla, alejándola del personaje que era propiedad de todos menos de sí misma.

No se puede discutir que la gran protagonista para KAPADIA ha sido desde el primer momento la propia Amy, cosa que no ha caído muy bien en el círculo familiar. Parecía que por fin los Winehouse estaban satisfechos con un proyecto que pretendiera homenajear a su estrella más brillante y más fugaz, pero la alegría no duró demasiado. Los entrevistados están la mayoría del tiempo en OFF, apareciendo en pantalla únicamente en documentos gráficos de los que nos preguntamos si estarán orgullosos. Papá Winehouse echaba de menos más protagonismo, y echaba en falta según sus propias palabras, más veracidad. Recomendó a los fans que fueran a ver el documental por el exclusivo contenido, pero no por las verdades que se cuentan sobre Amy que según él son pocas, sobre todo las referentes a sus últimos años de vida.

La determinación de KAPADIA de centrarse en Amy ha dejado ausencias llamativas como las de Pete Doherty o su gran amiga Lana del Rey. Lo que es innegable es que KAPADIA no se ha casado con nadie. Le ha dado voz a todo el que tuviera que decir algo significaivo, creando a veces un ambiente de contradicciones propio de una intención muy alejada de crear una tesis. El público es el que debe sacar sus propias conclusiones, y en dichas conclusiones su padre no sale muy bien parado. Quizás sea éste el motivo por el que Mitch ha prometido sacar un documental alternativo sobre su hija que hará junto con Reg Traviss, ex novio de la fallecida cantante de jazz, y que contará con todos los invitados a dar su testimonio en AMY, pero ‘sin cortes’.

Si el señor Winehouse se refería al montaje del documental, a nosotros nos ha resultado magnífico, con unas transiciones musicales exquisitas y desgarradoras imágenes congeladas donde vemos más en los ojos de Amy de lo que se puede soportar. No es únicamente el valor del material exclusivo que se muestra, sino la forma de mostrarlo. Simultáneamente podemos asistir al mismo capítulo de una historia narrado desde una cámara que está grabando sin que se note, un teléfono móvil de alguien del público, un programa de radio o de televisión. Una selección muy acertada de los contenidos que nos acerca de tal manera a quién era la mujer detrás de la diva que por un momento tenemos la sensación de que KAPADIA nos ha dado un escalpelo y un martillo y estamos abriendo el cráneo de la cantante y acariciando su cerebro. AMY es para comprender; Comprender el sufrimiento y los motivos, el proceso, incluso las letras de sus canciones.  Pero sobre todo, AMY sirve para acercarnos un poco más a la verdad de su muerte que promete dar alguna sorpresa para más de uno. Y es que no fue víctima solamente de sus adicciones sino también de sus obsesiones.

KAPADIA no deja títere con cabeza, y a partir de mitad de cinta AMY se convierte en un campo de batalla, de intercambio de acusaciones afiladas entre familiares, doctores, representantes, managers, amigos y parejas. Era necesario ahondar en el trato que los medios de comunicación, desde los insaciables paparazzi  británicos hasta los cómicos estadounidenses que llenaban minutos de programa haciendo chistes sobre sus problemas con las drogas o con la bulimia, habían dado sin descanso a una Amy descrita por todos como tremendamente vulnerable. Al igual que era necesario emprender un viaje para conocer su relación tormentosa con las drogas. Era necesario, para ser fieles a la verdad. Esa fidelidad, que algunos califican de sensacionalismo, ha terminado costándole al director dos nominaciones en el festival de Cannes de este año, y tres nominaciones más en otros festivales.

De relaciones tormentosas va la cosa, no solamente la que mantenía con el crack, la heroína y el alcohol, sino también la que tenía con los dos hombres de su vida, que parecían ser a la vez la causa de todo y el único bálsamo sanador; Su padre, y su marido Blake. A Amy le gustaba complicarse la vida, y hacer de ella una tormenta de pasiones que siempre la han llevado más lejos de lo recomendable.  AMY es un retrato también de una forma extrema de sentir y de amar que convertiría la relación con su marido en una de sus adicciones más peligrosas. Una Amy Winehouse sin filtros que deja en bragas sin saberlo a todos los que tuvieron algo que ver en su destrucción y desaparición, comenzando con ella misma.

Una crítica a la industria musical se esconde también detrás de una cinta con un trabajo de fotografía maravilloso, una edición de sonido deliciosa y una capacidad de atrapar al espectador inigualable. Ella no quería dedicarse a la música,  solo lo hacia para poder seguir teniendo la sensación de que hacía lo que quería. No quería ser una marioneta de las discográficas, quería escribir sus propias canciones.  No quería la fama ni los conciertos multitudinarios; Prefería las salas pequeñas de jazz y las citas entre su voz y una veintena de extraños. Sin embargo aquella voz no podía quedarse encerrada en un cajón. 128 minutos que se hacen cortos en los que asistimos a su nacimiento y muerte, desde que fue descubierta por su primer manager Nick Shymansky, que terminaría convirtiéndose en uno de sus mejores amigos.

El documental nos da la oportunidad de tener un reencuentro emocionante con la cantante, viéndola de niña, siendo una preadolescente con sueños, una adolescente confundida y finalmente una mujer muy perdida que cantaba como ninguna otra. Si bien el documental de KAPADIA no tiene un tono de buscar la lágrima fácil, advertimos de que la realidad habla por sí sola y tendrán que hacer verdaderos esfuerzos para no deshacerse en su butaca. Un documental que no busca emocionar, sino dar la vuelta a todas las cartas y dejar el menor número de interrogantes sobre la mesa, y que, sin embargo, emociona irremediablemente. Piel de gallina, sensación de desagrado en la garganta, risas, lágrimas. Incómodo y maravilloso, así es el último trabajo de ASIF KAPADIA, pero sobre todo necesario.  Después de ver AMY, sólo podemos decir que queremos a Amy, ahora mucho más.

LO MEJOR: 

  • El material inédito que es en su mayoría exquisitamente íntimo.
  • La objetividad de la cinta.
  • El trabajo de documentación.
  • El montaje.
  • Los múltiples puntos de vista.

LO PEOR: 

  • Que te la pierdas.

Elena Tara

1 COMENTARIO

  1. Tremendo bodrio de documental basado en la vida de una adicta a las drogas autodestructiva que fue más famosa por sus escándalos. Hay cantantes mejores que ella. Sobreidolatrada, para tres trabajos que sacó se le da demasiada importancia. Es un documental para fans.

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