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CAROLINE MUNRO EN NOCTURNA 2017: «SOLAMENTE SE VIVE UNA VEZ, Y POR ELLO DECIDÍ QUEDARME EN EUROPA Y RECHAZAR HOLLYWOOD»

Caroline Munro

Vamos con otro premio de honor de este Nocturna 2017, en este caso es una mujer. Os damos pistas: ha sido una de las mujeres más deseadas de Hollywood y, a pesar de eso, decidió quedarse en Europa porque su amor por este continente, por su forma de (como dice ella) «pintar en el cine» y la tranquilidad de la vida aquí le hizo forjar su carrera como actriz en tierras europeas. Hablamos de una de las 63 mujeres afortunadas de ser una de las chicas Bond, que también hizo su pasada por el cine de terror con el remake de Drácula 73 (1972) por primera vez; en Capitán Kronos: cazador de vampiros (1973), o siendo recordada como la fotógrafa de moda en Maniac (1980). Hablamos de la musa para el cine de género de los 70 y 80, de la bella a la cual una cámara no se resistía ni se sigue resistiendo a sus encantos, la simpática Caroline Munro (Windsor, Berkshire, Inglaterra, 1949), con la cual hemos tenido el honor de hablar en su visita a la V edición del Festival de Nocturna, donde recibió uno de los Premios Nocturna de Honor por su trayectoria.

La primera mujer homenajeada en el Festival de Nocturna. ¿Cómo recibe este premio?

C. M.: Me siento maravillada. La verdad es que no sabía que era la primera, así que estoy verdaderamente encantada. No sé por qué soy la primera, porque hay actrices maravillosas ahí fuera, pero es un verdadero placer.

¿Pensó al comenzar en el cine que se iba a convertir en un mito en el género de terror?

C. M.: Un mito pequeño quizá, o un enigma. Para mí hay otras personas que se merecen más esta etiqueta, como directores con los que he trabajado, o la madre Teresa. Me gusta, porque se reconoce el trabajo que he hecho, y estoy muy feliz, porque el cine es mi pasión. Me siento muy afortunada porque trabajo con gente maravillosa y me siento bien; cuando empiezo un proyecto en el que creo siempre me vuelco y pongo todo mi corazón en ello.

Uno de sus papeles más importantes fue el de chica Bond en la décima entrega de la saga James Bond, La espía que me amó (1977). ¿Qué recuerdos tiene y cómo fue escoger ese papel y rechazar el de villana                   en Superman?

C. M.: Fue mi agente el que rechazó el papel de villana en Superman; se lo dio a otra actriz y yo me quedé con el de chica Bond. Lo decidió así porque la película de Superman era la primera y no sabía cómo iba a responder el público. Para ser sincera, si hubiera hecho la película de Superman no creo que hubiese funcionado bien, porque si hubiese tenido que ser elegida en un casting frente a varias actrices no creo que hubiera sido la elegida, lo hubiese hecho de manera distinta. A mí me pegaba ser más Naomi en Bond, ya que era bastante joven, nueva en este mundo, y tenía que aprender mucho. No se trata tanto de cuánto tiempo apareces en pantalla, sino de cómo haces tu personaje, y eso era lo que yo necesitaba para aprender, ya que no había ido a ninguna escuela de interpretación. Me ayudó mucho observar durante el rodaje a todo el mundo. Cuando aceptas un papel tan grande y eres nuevo, supone una gran carga sobre ti porque llevas el peso de la película, y el papel de Naomi lo pude disfrutar mucho porque era un papel pequeño y, además, tuve la oportunidad de trabajar con Roger Moore, que fue una experiencia inolvidable.

Después de hacer de Naomi en Bond tuvo la oportunidad de irse a Hollywood. ¿Por qué prefirió quedarse en Europa con su familia? ¿Cómo imagina que hubiera sido su carrera si se hubiese ido? 

C. M.: Es verdad que se me ofreció la oportunidad, pero no quise, ya que yo no soy una persona muy ambiciosa. Me gusta hacer mi trabajo bien, pero no necesito conseguir trabajo que haga historia necesariamente. No es lo que me interesa, así que rechacé ir a Estados Unidos y me quedé en Europa. Me gusta mucho el carácter de los europeos; tienen tal pasión por el cine y por cómo se hace que tienen otro toque, otra estética. Pintan las escenas, se entregan de una manera diferente a en Estados Unidos, que son más comerciales. Incluso tuve una segunda oportunidad de ir a finales de los 80 para hacer una telenovela en Estados Unidos con un contrato durante 5 años, pero tampoco quise. Yo quería estar en Europa, donde además, conseguí trabajar con gente maravillosa como Paul Naschy. Todo esto era suficiente para mí, e incluso así podía tener una vida personal, porque solamente se vive una vez, así que es importante poder equilibrar el poder ser conocida y, a la vez, tener una vida privada. Para mí se trata más del conjunto de las personas, de trabajar en equipo, y aquí en Europa los directores y los actores tienen esa ética en el trabajo. No se trata tanto del individualismo, puesto que lo que se ve en la pantalla al final es el trabajo de todos y no el de uno solo; es una conexión especial que ilumina todo al final.

En Nocturna se va a proyectar el filme que protagonizó, Maniac (1980) para rendirle tributo. ¿Vio el remake que protagonizó Elijah Wood en 2012?

C. M.: Me piden mucho que vea el remake, pero no he tenido la oportunidad (aunque tengo ganas de ver su reinterpretación, ya que la original cuando se grabó no se tenía presupuesto y se ve algo ruda y vieja). Se grabó en 16 mm pensando que no se expondría en cines y luego, al resultar que sí, se estiró, llegando a arrasar en Estados Unidos; eso fue muy especial.

¿Le gustan las películas de terror como espectadora? 

 

C. M.: Hay cine bueno de terror. La que más me gusta es Psicosis, de Hitchcock, pero soy más de comedia romántica.

Esta actriz tiene un optimismo y una sonrisa digna de comedia, puesto que durante todo nuestro encuentro con ella no se le quitaba la sonrisa de la cara. Aparte de talentosa, no hay nadie que pueda negar que Caroline Munro es un encanto de mujer.

María Páez

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Periodista que considera que para ser una verdadera cinéfila tienes que ser una 007, con licencia para devorar todo el cine. Eso sí, prefiero quedarme atrapada en una cueva con Michael Myers, el payaso de It, Chucky, y la niña de El exorcista que en un palacio con princesas de cuento.